El dominio de las calizas
marmóreas: un paseo por las canteras de La Romaneta, Alicante.
En el interior de
Alicante abundan las canteras de piedra caliza, explotadas desde
antiguo como piedra ornamental y en la construcción. Cerca de los
municipios de La Romana y La Algueña se encuentra la pedanía de La
Romaneta. Un sitio tranquilo, de pocos habitantes, dominio de los
pinos en los montes y parajes incultos, cuyas copas resaltan los
caseríos, y de la vid, el olivo y el almendro.
Cielos limpios del interior de Alicante.
La naturaleza se
conserva relativamente limpia, aunque el paisaje muestra la mano del
hombre en aterrazamientos de piedra seca, en casas dispersas del
color de la tierra por el revoco. Es tierra de vinos fuertes por su
contraste térmico entre veranos e inviernos.
Ya se ha recogido la aceituna. Cantos de tonos rojizos en los bancales.
En las crestas de
algunas sierras de escasa elevación aparecen las canteras, antiguas
y abandonadas unas, o en explotación, predominando la piedra blanca,
otras veces roja.
Canteras de Cavarrasa.
De las canteras se
extraen grandes bloques de piedra perfectamente cortados por
abrasión, que luego se trabajarán para obtener placas. Los desechos
se emplean como gravas. Estas canteras presentan el aspecto de
inmensos castillos, con niveles y bancadas conformadas por cubos.
Son rocas poco
metamorfizadas, aunque se las denomine mármoles, con abundantes
venillas y cavidades de calcita y aragonito, poco homogéneas. Su
valor estriba en la coloración natural, un limpio color marfil o un
hermoso rojo, llamado rojo Alicante, con vetas blancas, con aspecto
de mármol romano antiguo.
Se lo otorga a la
caliza la presencia de hierro, que esporádicamente forma costras de
poco espesor en las cavidades, llegando incluso a rellenar los moldes
internos de gasterópodos y braquiópodos fósiles. Esta hematites
férrica debe contener una porción de manganeso, pues el color va
del marrón oscuro al negro azulado ligeramente metálico.
Los placados con estas
calizas marmóreas salpican las fachadas de casas antiguas de toda
esta parte de la provincia. A veces se labraban macizos para fuentes
ornamentales, escalones, retablos u otros usos constructivos.
La industria
extractiva se complementa con la posterior manipulación de los
bloques hasta obtener, por corte sucesivo y pulido, placas de
distintas medidas en función de su destino, y ello en grandes y
también pequeñas industrias y talleres dispersos por la comarca y
concentrados en pueblos como Monóvar, Novelda, Pinoso, Elda y
Petrel, es decir, el Vinalopó medio. Hay huellas de esta actividad
humana por doquier, en forma de escombreras de restos del manipulado.
Bloques sin aprovechamiento de caliza blanca.
Calizas descartadas durante el proceso de corte
de placas por presentar grietas, venas, cavidades....
Los sembrados están
cubiertos de cantos de estas calizas, poco rodados, con aristas a
pesar de su poca dureza. No aparece el sílex, ni he encontrado
arcillas de interés. Me ha llamado la atención una enorme cantidad
de ladrillos vertidos en montones cubriendo una gran superficie, en
buena parte quemados, pasados de horno, presentando las típicas
deformaciones plásticas y algunos de color marrón verdoso.
Aragonito mamelonar en las cavidades de las calizas.
Bloques marmóreos, blancos y rojos.
No ha sido una mañana
aprovechada en la recogida de muestras de arcillas, aunque el paseo
ha sido agradable. La próxima prospección será por la llanura
litoral de mi pueblo, en busca de barros gredosos, pues quiero
reproducir unas jarritas para agua medievales y sé dónde encontrar
el material apropiado en estado natural.
Un ambiente muy natural. Y frío en invierno.
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