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lunes, 17 de abril de 2017

La Plata Argárica.



La Plata Argárica.

Diadema argárica de plata.

Hemos dedicado entradas a cuestiones de arqueometalurgia: al cobre y bronce, al plomo, al latón u oricalco, al hierro... abordando procesos, evidencias arqueológicas de los mismos, minería y mineralogía.
 Ahora hacemos un escueto estado de la investigación sobre la plata en época argárica.
Los objetos argáricos de plata más característicos son de adorno personal: anillos, aretes, pendientes, pulseras, diademas y cuentas de collar, y se suelen encontrar en tumbas.

Lámina de Siret con ajuar argárico característico, que incluye brazaletes y anillos de plata.

 ¿Cómo obtenían plata en el mundo argárico? ¿De dónde procedía el mineral? Los yacimientos argáricos aparecen diseminados por el sureste peninsular ocupando algunas de las zonas más ricas en plomo y plata. Es conveniente formularse estas cuestiones desde el análisis previo de las técnicas de obtención del metal blanco.

Poblado argárico de Fuente Alamo.


Vaso de cerámica argárica procedente de La Almoloya de Pliego. Sobre la cerámica, dos bandas decorativas de lámina de plata. En alguna ocasión Siret encontró este encintado con lámina de plata en un pie de copa, según sus láminas.

Para fundir plata se pone el mineral molido, junto con un fundente, en el crisol refractario dentro del horno, y se lleva a temperatura de fusión, obteniéndose dos productos: la escoria, es decir, el desecho, y el régulo, que es un botón o bolita de amalgama, compuesta de plata y plomo, junto con otros minerales, cuya presencia se denomina traza.

Crisol argárico.

 El plomo actúa como aglutinante de la plata. Puede estar presente en el mineral fundido, galenas de plomo argentífero, o añadirse al mineral de plata. 

Fundiendo el metal.

Para separar la amalgama se utiliza la copelación, método llamado así por la forma de copa (copela) del vaso en que se realiza. El régulo puesto en la copela se somete de nuevo a la acción del fuego, y a determinada temperatura se separan plata y plomo.

Filón de galena argentífera con blenda de Corta Sultana, Llano del Beal, Murcia.

 Parte del mismo se evapora, y otra parte queda adherida al fondo de la copela en forma de óxidos de plomo, uno de ellos el liargirio. 


Pendiente argárico de plata.
Moldes y crisoles argáricos.


Sobre esta capa queda la plata en estado líquido, vertiéndose al molde. Estos óxidos de plomo, o litargirios, del fondo de la copela, han sido hallados en el pecio fenicio denominado Mazarrrón 2, sumando dos toneladas de peso, más de cuatrocientas tortas, y su destino debió ser llevarlos a explotaciones mineras deficitarias en plomo para copelar plata, circunstancia común a las explotaciones argentíferas del suroeste.

Tortas lingote de óxido de plomo o litargirio, procedentes del pecio fenicio Mazarrón 2.

Moneda fenicia de plata.

Pero, ¿conocían los habitantes del Argar la técnica de la copelación? 
Se han documentado más de 700 objetos de plata de la cultura argárica del Bronce Medio, la mayor parte en la cuenca del río Vera. Pero no se han encontrado evidencias de copelación en esta zona para esas cronologías.

Poblado del bronce argárico del Castellón Alto de Galera.

 Es cierto que la propia actividad minera destruye de un modo muy significativo los restos arqueológicos de explotaciones mineras más antiguas, cuando la abundancia del mineral hace de su explotación una actividad prolongada durante siglos. Parece impensable localizar hoy en una de las grandes cortas mineras a cielo abierto, o entre barrancos salpicados de antiguas escombreras, los humildes restos de una pequeña actividad metalúrgica de hace casi cuatro milenios. Incluso el reaprovechamiento de escombreras antiguas es práctica común conforme han ido avanzando las posibilidades técnicas de extraer metal de lo desechado por otros antes.

Brazalete de Antas, plata argárica.


Esa abundancia de objetos de plata argárica, frente a su escasez en zonas productoras como el suroeste, la zona de Huelva, y dejando de lado la cuestión de que está muy ceñida a contextos funerarios, se ha explicado tradicionalmente por la relativa abundancia de plata nativa y cloruros de plata de fácil laboreo en el sureste de la Península Ibérica. 

Casa de Louis Siret en Las Herrerías.

Decía Siret que Las Herrerías, junto a su casa, era la mayor concentración de plata nativa de la Península Ibérica. Aun hasta hace unos años, en que se soterró con escombros la corta Santa Matilde, se extraían de ella platas nativas. 



Corta Santa Matilde, Las Herrerías, Almería.

Galena argentífera. A través de la copelación se extrae la plata que contiene.

Es decir, el uso de plata nativa en la Edad del Bronce ibérica se había deducido principalmente por la falta de evidencias de copelación (La plata de la Cultura de El Argar del Sur de la Península Ibérica: una primera aproximación a su producción y distribución. (Bartelheim, Contreras, Moreno, Murillo-Barroso, Pernicka.) Sin la técnica de copelación no podía extraerse plata de minerales complejos. Y la galena argentífera es un mineral excepcionalmente abundante en varias zonas de la Península Ibérica. Sin ir más lejos, junto a las Herrerías, en Almería, el descubrimiento del formidable filón de plomo argentífero del Jaroso fue el responsable del desarrollo económico de esa zona durante decenios.


Instalaciones mineras en el barranco Jaroso, en Sierra Almagrera, Almería, durante el auge de las explotaciones de plomo y plata.
Konsbergita.

Los resultados de los análisis de elementos traza (esos minerales secundarios que aparecen en ínfima proporción) de una serie de objetos de plata de varios yacimientos argáricos han suministrado por primera vez una evidencia del uso de plata nativa.

Galena argentífera. Sierra de Cartagena.

Por otra parte, los proyectos arqueológicos recientes basados en análisis de los isótopos de plomo de estos objetos argáricos parecen probar que la plata de la mayoría de ellos no procede de ninguno de los distritos mineros mejor caracterizados, y aun relativizando las limitaciones del método (escasez de la muestra, muy centrada en el cobre para alear bronce, y la cuestión de las aleaciones de reciclado) , nos conduce a una mayor complejidad del análisis donde el tráfico de metales adquiere un papel más relevante. “Apuntaríamos un patrón de movilidad del metal con un alto nivel de intercambio en los objetos que forman parte de los ajuares funerarios” (Ignacio Montero-Ruiz y Mercedes Murillo-Barroso, Análisis de la producción y consumo del metal en la sociedad argárica).

Plata nativa de Las Herrerías.



Fundiendo minerales.

Toberas de arcilla para inyectar oxígeno al proceso de fundición. 

Plata nativa de las Herrerías. Junto con los cloruros de plata son los minerales con mayor contenido en plata.
Ajuar argárico con mineral de galena argentífera.

Galena argentífera.


Moneda de Arados. Los fenicios buscaron la plata del sureste que los pobladores argáricos ya procesaban  más de un milenio antes.

Tulipa y copa argáricas, galena argentífera.

Galena de Berja, Almería. Galena granuda, también llamada ojo de perdiz.

Galena del valle de Carranza, Vizcaya, mina Angela, Matienzo. Textura hojosa.

Galena de cantera Tomasa, La Unión, pseudomórfica de pirrotina.

Galena. Detalle del grano fino conocido como ojo de perdiz. Berja, Almería.

Galena de Albuñol de la mina Balduino y Fabiola. 


sábado, 2 de enero de 2016

Metalurgia y cerámica argáricas.




                                                       Metalurgia y cerámica argáricas.






                       Crisol con mineral de cobre. Reconstrucción en el Museo de Ciudad Real.

    Impresiona la cantidad e importancia de los yacimientos argáricos murcianos; a quienes nos gusta la cerámica arqueológica nos atrae esta cultura de la edad del Bronce porque desarrolló cerámicas excelentes, modeladas a mano y por lo general sin decoración, con bases convexas y superficie bruñida, de gran personalidad, a veces finas, de muy buen acabado.





    Tulipa con pie, forma poco común.



    Tulipa, forma 5 de Louis Siret, Museo de Murcia, con la característica carena.



     Los poblados, casi siempre en altura, sobre escarpes del relieve, estaban protegidos en sus lugares más accesibles con murallas y torreones, como en el Cerro de las Viñas de Lorca, controlando así el territorio circundante y las vías de comunicación próximas.







     Escarpes junto al Cabezo de la Mina, Santomera.




    Tulipa del Museo de Almería.

     

     Se conocen algunos otros poblados que se asientan en llano o pie de monte, con casas aisladas, sin ningún tipo de construcción defensiva, como el Rincón de Almendricos o los Cipreses.




    Enterramiento argárico en cista conformada por lajas de pizarra, Almendricos.


    Lugares como Bagil, Bolvax, Cerro de la Viñas de Coy, Cobatillas la Vieja, Ifre, La Bastida de Totana, la impresionante Almoloya de Pliego, La Placica, la Morra del Moro, Las Covaticas, Los Cipreses, Monteagudo, Murviedro, El Capitán, Punta de Gavilanes, Rincón de Almendricos… 



    Sierra de Enmedio, minas de hierro con asomos de cobre.
    El Cabezo de la Mina de Santomera se halla junto a una vieja explotación de cobres grises con abundancia de tinciones de azurita y malaquita. El poblado de Ifre, junto a los carbonatos de cobre de Pastrana, en Mazarrón.







    ... allí trabajaron también los metales, de forma destacable: elaboraron armas, herramientas y adornos en cobre, bronce, plata y oro, con una tecnología desarrollada, perfeccionando los procesos de fundido, forjado en frío, recocido (para recristalizar y hacer dúctil el metal estirado en frío), laminado y pulido, concentrados en algunos poblados centrales con talleres especializados, ubicados en las partes más elevadas o acrópolis, probablemente relacionados con la proximidad de veneros de materia prima, mineral explotable.



    Filón de carbonatos de cobre. Fácil de detectar por su intensa coloración.



    Molde de arenisca para fundir varillas. Museo de Alcoy.




    Alabarda argárica con remaches.



    Puñal argárico de cobre, a menudo arsenical.
    El cobre o, más tardíamente, el bronce se emplearon para la fabricación de espadas, alabardas, hachas, puñales, cuchillos, punzones, remaches y pequeños adornos, mientras que el oro y la plata se reservaron de brazaletes, pendientes, ensanchadores del lóbulo, anillos y diademas. La plata se obtenía nativa o de los cloruros (querargirita), al desconocerse la copelación (Proyecto Arqueometalurgia de la Península Ibérica), se usaba con más profusión que el oro, y es más abundante en el Sureste Peninsular que en el resto de Europa para esta época, especialmente en el bajo Almanzora (Plata Argárica, Montero, Rovira, Gómez).



    Arete de plata.


    Hasta hace unos años las únicas muestras de plata nativa españolas que se podían localizar en colecciones mineralógicas eran de la corta Santa Matilde, en Herrerías (Cuevas de Almanzora), junto con barita, hasta que se cerró la explotación y se cubrió de estériles. La presencia de este mineral justificaría las trazas de plomo, pero no un proceso de copelación. El metal aparece aleado con pequeñas proporciones de cobre.







    Barita de Corta Santa Matilde, Herrerías. Plomo junto a la plata nativa.

    Plata nativa de Herrerías, Almería.

    En Alicante, aparecen estas cerámicas y estos trabajos en metal en Laderas del Castillo en Callosa y San Antón en Orihuela, antiguas excavaciones del jesuita Julio Furgús, el Cabezo Pardo en la Vega Baja del Segura; y, limitando con el Vinalopó, entremezclando producciones del bronce llamado valenciano, la Horna de Aspe, El Tabayá , Puntal del Búho y Caramoro en Elche, y la Illeta dels Banyets en El Campello, que a esta fecha cierra el límite norte de influencia argárica.



    Brazalete de arquero de pizarra de la Illeta dels Banyets, El Campello, Alicante.
     Tulipa argárica.
    Puntal del Búho, Elche, junto al Vinalopó. Se conoce un pie de copa argárico entre materiales del bronce valenciano.




    Laderas del Castillo de Callosa. Aquí y en San Antón de Callosa excavó el jesuita Julio Furgús.

     
    Como elementos característicos de su cultura material, citar la abundancia de dientes de hoz de sílex, relacionados con la base alimentaria de cereales, trigo y cebada. Las leguminosas, guisantes y habas, se consumían también. En hueso son característicos los botones piramidales y acabados de los enmangues de ciertas armas. La actividad textil se documenta por pesas de telas de barro.



    Molino de mano, museo de Alcoy.




    Trigo, cebada y leguminosas eran la base de la dieta.


    A menudo los dientes de hoz presentan el lustre que sobre el pedernal deja la fricción de la siega.


    Pero la singularidad está centrada en la metalurgia. Paradójicamente, el yacimiento que está proporcionando mejor y más abundante información está en el límite sur de esta cultura, es Peñalosa, en Baños de la Encina, Jaén. Allí, sobre un espolón de pìzarra aterrazado artificialmente han aparecido restos que muestran todo el proceso metalúrgico del cobre y del trabajo de la plata (mineral, crisoles, moldes, lingotes, escorias y gotas de fundición, y piezas acabadas). Se halló un depósito de galena y el molino para su machaqueo, molde para brazaletes, y crisoles con restos de plata en sus paredes. Galena, sin embargo, poco argentífera.



    Moldes de fundición y productos fundidos procedentes de otro contexto cultural, el Cabezo Juré de Alosno, en Huelva.




    Fuelle de piel unido a la tobera. Museo de Ciudad Real, reconstrucción.
Se explotaban filones de óxidos y sulfuros de cobre por medio de martillos de minero, se procedía al molido del mineral, separándose la mena de la ganga por flotación o sedimentación. Este mineral machacado y separado se tostaba fuera de las áreas de habitación , en hornos simples o en las denominadas vasijas-horno, alimentados con aire impulsado por toberas.
 



 Superficie de un lingote de cobre fundido chipriota.




Cobre nativo.

Las impurezas de la masa resultante eran eliminadas con un intenso triturado, y el polvo limpio se fundía en crisoles, en espacios abiertos pero dentro de las casas del poblado. Una vez fundido el metal era vertido en diferentes moldes para la obtención de piezas o lingotes. Predominan punzones, leznas, cinceles y puntas de flecha. En los ajuares funerarios, además de punzones, aparecen objetos de adorno en plata y oro, como aretes y pulseras o brazaletes, y armas: puñales y espadas.




Vasos argáricos en el Museo de Almería.


Ajuares argáricos según Siret.