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domingo, 24 de marzo de 2019

Volcanes de Fortuna. Los Cabecicos Negros y sus rocas encajantes.






Volcanes de Fortuna. Los Cabecicos Negros y sus rocas encajantes.

La Sierra de Abanilla desde Los Cabecicos Negros de Fortuna.

En término de Fortuna hay dos afloramientos de rocas volcánicas, los Cabecicos Negros y Derramadores. En Abanilla, un tercero, llamado El Tale.

Cabecicos negros de Fortuna.

A finales del siglo XIX Ramón Adán de Yarza de la Torre Lequerica estudió estos lugares tan singulares. Designó como fortunitas a las rocas que se encuentran en el borde del pitón de Cabecicos Negros, y consideró como traquitas a las rocas de la zona interna del mismo.

Fortunita, roca volcánica.

Un decenio más tarde, otro geólogo, Ossan, dedicó un estudio a las rocas alcalinas de España que incluia numerosos datos mineralógicos a partir de los análisis químicos de estas rocas. Como había estudiado el vulcanismo de Vera, Almería, pudo comprobar semejanzas dentro de la rareza de estas rocas lamproíticas, y en su estudio de las rocas alcalinas del Sureste de España llamó veritas a estas rocas.

La alineación de los Cabecicos Negros va en paralelo a la carretera de Fortuna a La Jineta.

Según los estudiosos, son tan poco comunes estas rocas que sólo han sido descritas en puntos concretos de Toscana, Australia o California, además de en el Sureste español, donde se les ha ido asignando nombres locales, como las jumilllitas de Jumilla o las fortunitas de Fortuna, cancalitas del volcán de Cancarix o la verita de Vera.
Este lugar de los Cabecicos Negros de Fortuna está considerado como Lugar de importancia internacional.

Contacto de las margas miocenas con la masa lamproítica eruptiva.

El vulcanismo neógeno que produjo estas rocas está escasamente representado a nivel global, y tiene su mejor representación en seis volcanes de la región de Murcia. Además de esta zona de Fortuna y Abanilla de que tratamos, los volcanes del Salmerón, Cabezo Negro de Zeneta, de Barqueros y Cerro Negro de Calasparra.


Su importancia para el conocimiento de la geodinámica y la vulcanológica reside en que posibilita estudiar los magmas del manto terrestre.

El suelo adyacente está sembrado de cantos con variedad de colores.

Desde el punto de vista mineralógico (Bellido Mulas) estas rocas lamproíticas se caracterizan por la presencia de minerales máficos potásicos y otras fases, entre las que se encuentran: fenocristales de flogopita, richterita, olivino, clinopiroxeno, sanidina y leucita., además de otros accesorios comunes en estas rocas scomo priderita, wadeita, apatito, perovskita, magnesiocromita, magnetita, jeppeita, armalcolita, scherbakovita, ilmenita y enstatita. Es característica la presencia de contenido en titanio en varios de ellos, y el escaso contenido en aluminio.
Naturalmente, cito esa relación sólo para resaltar la idea de la importancia petrológica del lugar, quedando para especialistas el conocimiento que de ello se pueda derivar.

Un canto de caliza amarillento.

En todo caso, de una breve visita a estos desiertos parajes de los Cabecicos Negros me ha llamado la atención la abundancia y variedad de formas y colores de las rocas que aparecen dispersas en su entorno, un canturrial en contraste con la coloración general del paisaje, que es parduzca oscura en la alineación de cerros, destacando con el gris blancuzco de las margas adyacentes, donde apenas medran el esparto y el tomillo.

Abundancia de cantos.

Entre estos cantos dispersos, aparecen ofitas angulosas, de color marrón a granate por la pátina de la erosión y verdes al corte fresco, areniscas amarillentas, verdes, calizas grises, otras marrones y tan compactas que parecen cuarcitas, y otras carbonatadas, yeso, escasos bolos de origen recifal, nódulos silicificados.

La silicificación hace parecer cuarcitas piedras muy compactadas que no lo son.

Canto de caliza gris.

Cantos fisurados surcados de venas de calcita.

Canto cuarteado.

Predominio de los materiales carbonatados.

Todo el entorno del asomo lamproítico está sembrado de cantos fruto de la descomposición de conglomerados.

 Estos materiales deben proceder de la meteorización de potentes bancos de brechas.
Las metabasitas son más antiguas que las lamproítas del afloramiento, pues se encuentran en brechas de edad burdigaliense.

Metabasitas.

Fractura concoide y angulosa de las diabasas.

Otra ofita.

Las diabasas, más duras que los materiales carbonatados, conservan aristas. Su color verde original suele estar cubierto por una pátina rojiza de oxidación.

Textura porfídica.



De los crestones alineados de oeste a este, en paralelo a la carretera que desde Fortuna va la Jineta, destaca el segundo desde el occidente, de apenas diez metros de altura y aproximadamente esa misma anchura.

Lava almohadillada.
El volcanismo mioceno del Sureste español está relacionado con la orogénesis del Sistema Bético, y por ende, con la formación del borde oriental del Mediterráneo, afectado por un proceso de colapso extensional durante el que se produjeron los eventos volcánicos.

Alteración térmica en la aureola de contacto.

Bolo de fortunita.

Parece ser que el origen de estos cabecicos de Fortuna fue la intrusión de coladas de lava a través de una chimenea volcánica en margas durante el Mioceno. Según la hoja geológica de Fortuna, llegarían al Plioceno, si bien los textos son más antiguos que posteriores estudios de detalle. Esto produjo una serie de efectos térmicos en el contacto: cambio en la coloración, con manchas marrones en bandas circulares en la aureola de contacto, acusado endurecimiento, microfracturaciones con fractura concoide, mineralizaciones de óxidos de hierro y manganeso como relleno de superficies de fractura y una notable silicificación. De hecho los contenidos en sílice y potasio son los determinantes para la clasificación.

Cabecicos Negros, vulcanismo del sureste.

La antigua chimenea fue denudada por la erosión, dando lugar a un paisaje de morfología irregular.
El contacto de la roca volcánica con las margas es visible claramente en varios puntos.
Las rocas cercanas a la extrusión son compactas, y, por el escape de gases, las más alejadas presentan textura vacuolar y amigdaloide.

Crestón de uno de los cabezos.


Las rocas están muy diaclasadas, y a simple vista destacan pequeños cristales pardo-rojizos de mica flogopita, pequeñas oquedades producto de la alteración de piroxenos y una matriz entre vítrea y microcristalina.
En los bancales adyacentes se localizan pequeños nódulos de aspecto botrioide de calcedonia blanca o de suave coloración azulada.

Difícil la supervivencia.

De vuelta hacia Abanilla nos detenemos para fotografiar los bandlands de la Rambla del Ajauque, un paisaje desolado de margas blancas y lomos de suave cresta con caídas abruptas hacia las ramblas, dominios de la erosión del viento y el agua, de belleza desnuda.

Paisaje de bad lands margosos de la cuenca del Chícamo. Al fondo, la Sierra de Abanilla.

Abanilla, desierto.

Bibliografía: El Patrimonio geológico de la Región de Murcia. Mapa IGME Hoja de Orihuela.

domingo, 14 de mayo de 2017

Rocas verdes, hematites y arcillas de Santomera.


Rocas verdes, hematites y arcillas de Santomera.



El Pico Bermejo de Santomera.

En la provincia de Murcia se encuentran abundantes metabasitas, en general como coladas eruptivas en materiales carbonatados.
Estas rocas, reconocibles en el paisaje por su coloración, a veces contienen minerales apreciados por los coleccionistas, por lo que son objeto de exploración.


Frente de cantera de diabasas en Santomera.

En Santomera, nada más salir de la población en dirección a Murcia, a un lado y otro de la carretera se aprecian rocas verdosas al pie de unos cerros de coloración rojiza. Son los afloramientos de metabasitas del Pico Bermejo, explotados hace años para gravas y ripios. 


Diabasas de Santomera.

Entre estas rocas aparecen llamativos brillos metálicos: la hematites de hierro, generalmente pulverulenta y muy brillante, en filoncillos verticales que rellenan las fisuras de las diabasas a veces con un cierto espesor, y otras veces como fina cubierta superficial, de brillo de espejo, pues en estos casos permanece el hábito de hoja o especular, más resistente que el pulverulento a la erosión. 

Hematites de Santomera.


De esta condición, especular, lo son también las hematites del túnel y barranco de las Minas de Orihuela, las que acompañan a la jumillita de la Celia o las del cabecico del Rey de Valladolises.
La zona está formada por calizas y dolomías, con intercalaciones de yesos y metabasitas.


Hematites de Almendricos, Murcia.


Hematites especular de la Celia, Jumilla.


Presencia de hierro y cobre en las diabasas de Almendricos.

Las mineralizaciones de esta zona han sido estudiadas por R. Arana, M. Jaén y R. Ortiz, de la Universidad de Murcia. Uno de sus estudios está centrado en las arcillas que acompañan estas diabasas, como productos de su alteración y meteorización.

Acopio de diabasas.


Las metabasitas son rocas ígneas básicas que han sufrido un proceso metamórfico.
A este grupo pertenecen las rocas conocidas con la denominación de ofitas, nombre que se aplicó hace muchos años por el aspecto visual, unas diabasas con una coloración verdosa y abundantes manchas blanquecinas.


El color de las ofitas es reconocible en el paisaje.

Químicamente estas diabasas pertenecen a la familia de las diabasas y basaltos, y su textura es a veces ofítica, y a veces porfídica, esto es, una trama de cristales de feldespato en cuyos intersticios se encuentran otros de piroxeno o anfíbol.
Las características de las metabasitas varían grandemente de unos afloramientos a otros.
También varían el tipo y en la intensidad de los procesos geológicos formadores de estas rocas, especialmente puede variar la acción del metamorfismo alpino, que puede ser inexistente o manifestarse en grado bajo o medio.



Polvo brillante de la hematites de Santomera.

Es también variable la actividad hidrotermal asociada a la etapa de tectonización, por lo que los minerales acompañantes pueden ser muy distintos entre afloramientos.
A escala del afloramiento, las metabasitas presentan marcadas diferencias en cuanto a la coloración, coherencia y grado de alteración, que reflejan los mecanismos de intrusión y posterior enfriamiento, que comportan una paragénesis metamórfica sobre la magmática, es decir, una nueva transformación en condiciones de menor presión y temperatura.


Calcita espática de las mineralizaciones de las diabasas de Santomera.

La actividad mineralizante en estas rocas ha continuado debido a la acción de soluciones derivadas de la transformación y alteración de minerales previos, con diferencias locales. El fuerte diaclasado ha proppiciado esta alteración. En la mayoría de los afloramientos aparecen rellenos de óxidos de hierro y calcita. Más raramente, como en el cabezo Negro de Albatera, cuarzo.


Calcita con hematites. Santomera.

Destacan los autores como significativa la presencia de talco en el afloramiento de Santomera, probablemente originado por transformación hidrotermal de estas rocas debido a la acción de fluidos ricos en magnesio.

La edad de las metabasitas la relacionan con la de las rocas encajantes y los correspondientes movimientos tectónicos del área. Su afectación en mayor o menor grado por el metamorfismo alpino, indicaría que la intrusión se produjo antes que la tectónica de mantos de corrimiento, y por ello se las considera triásicas.


Filón de hematites de Santomera.

De entre los minerales acompañantes es abundante y reconocible a simple vista la hematites, diseminada en la trama en forma de haces de cristales prismáticos y tabulares, que deja una trama porosa, interpretada por los citados autores como reflejo de su carácter tardío y cristalización en medio abierto. Algunas calcitas de los rellenos de las diaclasas presentan carácter espático de exfoliación limpia, como las que abundaban en la extinta cantera del Mos del Bou de Albatera.


Cerro en la zona al sur de la carretera general,. A su pie continua la explotación de diabasas.

Según un estudio de estos autores sobre las arcillas producto de la meteorización de estas metabasitas de Santomera (Murcia), su principal componente es una esmectita de la serie beidellita-nontronita, 
con cantidades menores de clorita, anfíbol, ilita y, ocasionalmente, talco.


Relleno de las diaclasas con hematites.



La zona es árida.


En una posterior visita hemos explorado la zona del otro lado de la carretera general, siempre al sur del Cerro o Pico Bermejo.


Cerro o Pico Bermejo


Un frente de diabasas de escasos metros de altura corre perpendicular a la carretera, y una explanación del terreno invadida de maleza delata la zona de laboreo de la antigua explotación de los filones de hematites.

Frente de diabasas muy meteorizadas.


Espejos de falla. Estas superficies de contacto presentan una coloración rojiza, y cierran los rellenos de hematites.

Algunas masas de hematites expuestas a la intemperie durante años presentan mayor compacidad.

Las masas arrancadas de los filones presentan un carácter más deleznable y pulverulento.

A ras de suelo aflora algún filoncillo.  Alguno presenta un brillo micáceo y coloración rojiza.

Aspecto filoniano de la hematites.

Las masas de hierro a veces se presentan como bolsadas en las fisuras de las ofitas.

La mena es brillante y de elevada pureza.

Más raros son los fragmentos de masas escamosas casi negras, de gran brillo y belleza.