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sábado, 28 de octubre de 2017

Algunas cerámicas ibéricas de Tarragona: la Moleta del Remei y Sant Jaume-Mas d´En Serrà.



      Algunas cerámicas ibéricas de Tarragona: la Moleta del Remei y Sant Jaume-Mas d´En Serrà.


 Vaso con cordones digitados aplicados.

Se presentan en esta entrada algunos materiales especialmente cerámicos, que se conservan y exponen en la Casa O`Connor de Alcanar, un bello edificio singular modernista de interés por sí mismo, y que actualmente es Centro de Interpretación de la cultura ibérica.

                Detalle de las pinturas murales modernistas de Casa O`Connor, Alcanar, Tarragona.

Casa O´Connor.

Las cerámicas citadas han sido halladas en dos yacimientos locales de importancia, Sant Jaume-Mas d`En Serrà, y la Moleta del Remei. Este último, un referente ineludible de la arqueología ibérica en Cataluña.


     Portada de una edición de la Ora Marítima, de Avieno, dibujo de Rafael Alberti.


Oinochoe ibérico de la Moleta del Remei, con decoración en rojo vinoso, motivos vegetales y ojos protectores.

El asentamiento de Sant Jaume-Mas d’en Serrà, un interesante oppidum o hábitat fortificado de planta pseudocircular y amurallado, con torre y puerta fortificada. Pertenece al bronce final y la primera Edad del Hierro,cuya ubicación geográfica, cercano a la desembocadura del Ebro, a la Moleta del Remei o la Ferradura de Ulldecona, muestra una interesante asociación de materiales indígenas del bronce final y primera edad del Hierro con materiales semitas procedentes del comercio fenicio, fechables en torno a la segunda mitad del siglo VII, vinculados al área del Estrecho, además de importaciones púnicas de Ibiza y el Mediterráneo central de cronología en torno a un siglo posterior.

El territorio ilercavón.


Para describir la Moleta del Remei y sus materiales cerámicos, seguiremos el estudio de Gracia Alonso, Garcia i Rubert, Munilla Cabrillana, y Villalbí Prades.

Tymiatherion de Camarles.

Moleta se llama a la colina redondeada, baja y ancha, de cima plana, donde se asienta el yacimiento, cerca del río Sènia. Las dimensiones son grandes, cerca de tres mil metros cuadrados, y las estructuras que la salpican fueron levantadas en construcciones sucesivas a lo largo de unos seis siglos, con un hiato de ciento cincuenta años en que, tras una destrucción, permaneció deshabitada.
Rodeada de terrenos pedregosos, el medio es bueno para el pastoreo, el cultivo de frutales y cereales, de gramíneas de secano.

Tierra de olivo y cereal.

Trigo.
La primera ocupación corresponde a mediados del siglo VII a. C., primera edad del Hierro, y la última finaliza en el II a. C. A ese primer momento corresponde la edificación también del asentamiento de Sant Jaume, interpretado como residencia de un jefe local , junto a un punto de control de los caminos y una atalaya, mientras que en la Moleta residiría la mayor parte de la comunidad.

Vaso a mano de almacenaje, primer Hierro.

 Desde allí se controlaban los intercambios comerciales con los fenicios, cuyo producto principal era el vino, a la par que buscaban metal. Unos decenios más tarde, el yacimiento fue totalmente destruido, quedando deshabitado por siglo y medio. En torno al 450 a.C. se reconstruyen las viviendas levantadas en piedra, coincidiendo con el llamado Ibérico Pleno, momento de contactos con los comerciantes griegos, seguramente emporitanos.


Vaso a mano con mamelones.

Vaso de base plana y forma de tulipa.
urna decorada con cordones aplicados.

Taza con asa y mamelones.

Cuenco de Sant jaume con mamelones y cordón digitado.

Caliciforme a mano.

Vaso compuesto y bruñido levantado a mano.

Detalle de pithos a mano.

La producción de cerámica comenzó con formas a mano características del Bronce Final, relacionables en sus tipos con producciones coetáneas del Empordà y sur de Francia, siguiendo la tradición de los campos de urnas, la mayoría vasos de dimensiones medianas y pequeñas, destinados a almacenaje y cocina.


Gran vaso de almacenaje a mano con cordón aplicado.

Destacan los vasos con forma de perfil en ese, de base plana, cuerpo globular, y borde exvasado, decorados a veces con cordones digitados aplicados. También se encuentran vasitos globulares más pequeños, así como lebrillos y platos.

Taza con mamelones.

Vaso de almacenaje.

Pesas de telar.

Con las primeras importaciones de cerámicas a torno fenicias e ibéricas del sur de la Península se desarrollan las producciones locales a torno, imitando formas de la vajilla de importación griega e itálica.

Anfora de saco.

Fenicio es el conjunto constituido básicamente por grandes contenedores de transporte (ánforas procedentes de las colonias fenicias del sur y sureste peninsular y otras fabricadas en las colonias fenicias centro-mediterráneas), pithoi y vasos Cruz del Negro, y morteros-trípode.

Urna decorada fenicia tipo Cruz del Negro.

A mediados del siglo V a. C., momento de reocupación del poblado, corresponden vasos de lujo procedentes del Atica, cerámica de barniz negro y de figuras rojas, junto a importaciones púnicas de Ebussus, certifican la cronología de este momento, que continuará de forma ininterrumpida entre los períodos Pleno y Final. 

Vaso tipo Saint Valentin.

Kylix de figuras rojas.


Vasito de imitación ático.


Caliciformes ibéricos a torno.

Plato ibérico decorado.

Anfora ibérica de boca plana.

Cerámica ibérica pintada.

Bucino usado para avisos acústicos.

 En cuanto a la cerámica a torno ibérica, encontramos una gran diversidad de formas (platos, cuencos, urnas de orejetas, contenedores globulares de grandes dimensiones con borde de cuello de cisne, ánforas de boca plana, etc. Estas piezas muy a menudo van decoradas con líneas y bandas simples pintadas de color rojo vino, aunque en ocasiones se documenta alguna decoración más compleja de estilo igualmente geométrico: círculos, puntos o conjuntos de semicírculos.

Urna con cordón digitado y cuenco a modo de tapa.

En el siglo III a. C. serán características las formas caliciformes y de tulipa.

Caliciformes.

Durante el Ibérico Final el repertorio cerámico ibérico se diversifica. Destacan las jarras o enócoi, los Kalathoi o sombreros de copa, los grandes contenedores tipo pithoi.
La decoración continúa usando el óxido de hierro, combinándose los motivos antiguos geométricos con formas vegetales y animales estilizados.
La cerámica de importación del momento está representada especialmente por elementos de vajilla de lujo de barniz negro, procedentes de la zona del Golfo de León y nordeste peninsular y de la península italiana, la Campaniana, si bien disminuye la presencia de materiales importados respecto a momentos anteriores.

Plato con repié calado.

Gran vaso lebeta a mano, con cordones y bruñido.

Fuente.

Imitación ibérica de Oinochoe.


Detalle decorativo modernista.



miércoles, 27 de agosto de 2014

Cerámicas fenicias y tartésicas

      
                                                   Cerámicas fenicias y tartésicas.


Hoy quiero presentar algunos procesos cerámicos relacionados con las culturas fenicia y tartésica. Realizaré un jarro de boca de seta fenicio, algunas lucerrnas fenicias de piquera, un vaso acampanado a chardon y un plato de retícula bruñida tartésico.
      Al hilo de ello describiré una secuencia de procesos de las cerámicas a mano, y, en el caso del jarro de boca de seta, a torno.
      El acopio de las arcillas, desgrasantes y pigmentos adecuados es el paso previo. Hay que documentarse bien, a ser posible ver los originales a reproducir o piezas similares de la misma procedencia si ésta es condicionante. Las publicaciones sobre cerámica arqueológica no suelen ser muy descriptivas en lo tocante a desgrasantes y colores.
Acopio de arena de cuarzo en una escombrera de mina de Almería

      Será necesario hacer pruebas previas, a veces de forma muy intuitiva, para dar con una pasta cuya apariencia de color y textura resulte convincente. Hay que valorar el cambio de color provocado por la cocción, y el desgaste de los originales, la pérdida de pigmentación, la pátina del tiempo.
      Los desgrasantes que se comercializan para ceramistas son muy limitados para su uso en la reproducción de una pieza arqueológica, generalmente reducidos a polvo fino, invisibles al ojo. Demasiado uniformes. El alfarero debía utilizar los que tuviese en su entorno, mucho más variados en composición, granulometría, color, y, por supuesto menos uniformes. Si las piezas originales fueron elaboradas en un entorno geológico determinado, el uso de arenas concretas estará directamente relacionado con ese entorno. El conocimiento de la mineralogía y de la geología es muy útil. la recolección de arenas útiles para incluirlas en pastas cerámicas es una constante en mis salidas al campo.
Documentación para preparar la masa. Adición de arenas.

     La pasta ha de amasarse muy bien hasta obtener un resultado homogéneo, vacío de burbujas de aire y en el punto de humedad adecuado, más duro para las piezas a mano. Con restos de la masa prepararemos una barbotina que nos será útil para rellenar grietas o realizar pegados, en su caso.
Adición de pigmentos: óxido de hierro natural.

     También ha sido necesario preparar un engobe rojo brillante, a base de óxido de hierro muy decantado mezclado con una proporción de arcilla. Es una especie de sigillata que da un color anaranjado menos cristalino y brillante, pero llega a alcanzar un satinado. Obviamente, este solo proceso justificaría un estudio de detalle.
Preparación de un engobe rojo que ha de resultar satinado una vez cocida la pieza.

     Las herramientas son muy básicas: una pieza de soporte es importante para piezas grandes o para obtener paredes delgadas en piezas pequeñas, utilizando una forma simple, cuenco o cono, ya cocida y de las dimensiones necesarias. El uso de esta técnica de moldeo a mano fue descrito ya por Luis Siret en piezas argáricas.
Desgrasantes visibles en las paredes de un cuenco.

Línea de cosido de los rollos de barro.
    Todo se hace a mano, levantando la pieza a rollos, usando quizás un palillo plano para afinar el cosido interior de los rollos o para estirar exteriormente el barro hacia arriba cuando se va venciendo.
    Cualquier útil con filo, sea de piedra, madera o metal, servirá para raspar y alisar la superficie seca.
Raspado del interior de un cuenco.

    Cuando aún está blanda, si los desgrasantes son gruesos, los arrastrará generando raspaduras. Estas trazas de raspado pueden ser alisadas o no, o cubiertas por engobes, más a menudo.
Espatulado del vaso a chardon.

Torneado de un jarro fenicio de boca de seta.

Retorneado.

 
Añadido de las asas previo al baño de engobe.

Lista para cocer.
        La utilización del engobe no es sólo una cuestión estética. Puede ser del mismo o diferente color que la masa del barro, pero tiene una función doble: impermeabiliza la pieza y permite alisarla o bruñirla al aumentar la humedad cuando está demasiado seca, lo que se produce a menudo por zonas en piezas grandes, especialmente en las zonas más delgadas y expuestas al sol y al aire (bordes, asas).
Humedecido para bruñir.

          Además de raspadores y espátulas o alisadores, utilizaré cantos rodados duros de grano fino para el bruñido. En piezas grandes descubrí hace tiempo la utilidad de usar secciones de caña, en movimientos tangenciales y rotatorios, como paso previo al bruñido final a piedra. Ahorra tiempo y homogeneiza las superficies muy bien.
Igualando la superficie a caña.

Bruñido de la pieza.
          El vaso a chardon presentaba la dificultad de guardar la simetría y reducir el grosor de las paredes, por lo que el raspado fue más incisivo.
Bruñido interior del vaso a chardon con canto de cuarcita.

Vaso a chardon bruñido listo para cocer.
          Quizá los más dificultoso ha sido conseguir la técnica de la retícula bruñida; he realizado hasta cuatro piezas y muchas pruebas sobre fragmentos, y aunque la apariencia en crudo era buena en algunos casos, el brillo se perdía en cocción. Precisamente el brillo diferencial de las líneas sobre el mate del resto de la superficie es lo característico de esta técnica. Pero hay que obtener un bruñido en líneas muy finas, lo que implica utilizar instrumentos agudos, y esto levanta el barro, tiende a hacer surcos incisos y mates.
Cerámica tartésica de retícula bruñida.

         Dejo finalmente unas fotos sugestivas de cocción en hoguera de un lote de vasos argáricos para no empachar con tantas fotos de taller.
Cocción en hoguera de vasos argáricos.
Enfriada la hoguera desenterramos las piezas.
Formas argáricas  secando al sol una vez lavadas.