sábado, 2 de enero de 2016

Metalurgia y cerámica argáricas.




                                                       Metalurgia y cerámica argáricas.






                       Crisol con mineral de cobre. Reconstrucción en el Museo de Ciudad Real.

    Impresiona la cantidad e importancia de los yacimientos argáricos murcianos; a quienes nos gusta la cerámica arqueológica nos atrae esta cultura de la edad del Bronce porque desarrolló cerámicas excelentes, modeladas a mano y por lo general sin decoración, con bases convexas y superficie bruñida, de gran personalidad, a veces finas, de muy buen acabado.





    Tulipa con pie, forma poco común.



    Tulipa, forma 5 de Louis Siret, Museo de Murcia, con la característica carena.



     Los poblados, casi siempre en altura, sobre escarpes del relieve, estaban protegidos en sus lugares más accesibles con murallas y torreones, como en el Cerro de las Viñas de Lorca, controlando así el territorio circundante y las vías de comunicación próximas.







     Escarpes junto al Cabezo de la Mina, Santomera.




    Tulipa del Museo de Almería.

     

     Se conocen algunos otros poblados que se asientan en llano o pie de monte, con casas aisladas, sin ningún tipo de construcción defensiva, como el Rincón de Almendricos o los Cipreses.




    Enterramiento argárico en cista conformada por lajas de pizarra, Almendricos.


    Lugares como Bagil, Bolvax, Cerro de la Viñas de Coy, Cobatillas la Vieja, Ifre, La Bastida de Totana, la impresionante Almoloya de Pliego, La Placica, la Morra del Moro, Las Covaticas, Los Cipreses, Monteagudo, Murviedro, El Capitán, Punta de Gavilanes, Rincón de Almendricos… 



    Sierra de Enmedio, minas de hierro con asomos de cobre.
    El Cabezo de la Mina de Santomera se halla junto a una vieja explotación de cobres grises con abundancia de tinciones de azurita y malaquita. El poblado de Ifre, junto a los carbonatos de cobre de Pastrana, en Mazarrón.







    ... allí trabajaron también los metales, de forma destacable: elaboraron armas, herramientas y adornos en cobre, bronce, plata y oro, con una tecnología desarrollada, perfeccionando los procesos de fundido, forjado en frío, recocido (para recristalizar y hacer dúctil el metal estirado en frío), laminado y pulido, concentrados en algunos poblados centrales con talleres especializados, ubicados en las partes más elevadas o acrópolis, probablemente relacionados con la proximidad de veneros de materia prima, mineral explotable.



    Filón de carbonatos de cobre. Fácil de detectar por su intensa coloración.



    Molde de arenisca para fundir varillas. Museo de Alcoy.




    Alabarda argárica con remaches.



    Puñal argárico de cobre, a menudo arsenical.
    El cobre o, más tardíamente, el bronce se emplearon para la fabricación de espadas, alabardas, hachas, puñales, cuchillos, punzones, remaches y pequeños adornos, mientras que el oro y la plata se reservaron de brazaletes, pendientes, ensanchadores del lóbulo, anillos y diademas. La plata se obtenía nativa o de los cloruros (querargirita), al desconocerse la copelación (Proyecto Arqueometalurgia de la Península Ibérica), se usaba con más profusión que el oro, y es más abundante en el Sureste Peninsular que en el resto de Europa para esta época, especialmente en el bajo Almanzora (Plata Argárica, Montero, Rovira, Gómez).



    Arete de plata.


    Hasta hace unos años las únicas muestras de plata nativa españolas que se podían localizar en colecciones mineralógicas eran de la corta Santa Matilde, en Herrerías (Cuevas de Almanzora), junto con barita, hasta que se cerró la explotación y se cubrió de estériles. La presencia de este mineral justificaría las trazas de plomo, pero no un proceso de copelación. El metal aparece aleado con pequeñas proporciones de cobre.







    Barita de Corta Santa Matilde, Herrerías. Plomo junto a la plata nativa.

    Plata nativa de Herrerías, Almería.

    En Alicante, aparecen estas cerámicas y estos trabajos en metal en Laderas del Castillo en Callosa y San Antón en Orihuela, antiguas excavaciones del jesuita Julio Furgús, el Cabezo Pardo en la Vega Baja del Segura; y, limitando con el Vinalopó, entremezclando producciones del bronce llamado valenciano, la Horna de Aspe, El Tabayá , Puntal del Búho y Caramoro en Elche, y la Illeta dels Banyets en El Campello, que a esta fecha cierra el límite norte de influencia argárica.



    Brazalete de arquero de pizarra de la Illeta dels Banyets, El Campello, Alicante.
     Tulipa argárica.
    Puntal del Búho, Elche, junto al Vinalopó. Se conoce un pie de copa argárico entre materiales del bronce valenciano.




    Laderas del Castillo de Callosa. Aquí y en San Antón de Callosa excavó el jesuita Julio Furgús.

     
    Como elementos característicos de su cultura material, citar la abundancia de dientes de hoz de sílex, relacionados con la base alimentaria de cereales, trigo y cebada. Las leguminosas, guisantes y habas, se consumían también. En hueso son característicos los botones piramidales y acabados de los enmangues de ciertas armas. La actividad textil se documenta por pesas de telas de barro.



    Molino de mano, museo de Alcoy.




    Trigo, cebada y leguminosas eran la base de la dieta.


    A menudo los dientes de hoz presentan el lustre que sobre el pedernal deja la fricción de la siega.


    Pero la singularidad está centrada en la metalurgia. Paradójicamente, el yacimiento que está proporcionando mejor y más abundante información está en el límite sur de esta cultura, es Peñalosa, en Baños de la Encina, Jaén. Allí, sobre un espolón de pìzarra aterrazado artificialmente han aparecido restos que muestran todo el proceso metalúrgico del cobre y del trabajo de la plata (mineral, crisoles, moldes, lingotes, escorias y gotas de fundición, y piezas acabadas). Se halló un depósito de galena y el molino para su machaqueo, molde para brazaletes, y crisoles con restos de plata en sus paredes. Galena, sin embargo, poco argentífera.



    Moldes de fundición y productos fundidos procedentes de otro contexto cultural, el Cabezo Juré de Alosno, en Huelva.




    Fuelle de piel unido a la tobera. Museo de Ciudad Real, reconstrucción.
Se explotaban filones de óxidos y sulfuros de cobre por medio de martillos de minero, se procedía al molido del mineral, separándose la mena de la ganga por flotación o sedimentación. Este mineral machacado y separado se tostaba fuera de las áreas de habitación , en hornos simples o en las denominadas vasijas-horno, alimentados con aire impulsado por toberas.
 



 Superficie de un lingote de cobre fundido chipriota.




Cobre nativo.

Las impurezas de la masa resultante eran eliminadas con un intenso triturado, y el polvo limpio se fundía en crisoles, en espacios abiertos pero dentro de las casas del poblado. Una vez fundido el metal era vertido en diferentes moldes para la obtención de piezas o lingotes. Predominan punzones, leznas, cinceles y puntas de flecha. En los ajuares funerarios, además de punzones, aparecen objetos de adorno en plata y oro, como aretes y pulseras o brazaletes, y armas: puñales y espadas.




Vasos argáricos en el Museo de Almería.


Ajuares argáricos según Siret.

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