Pintar
un huevo de avestruz con la técnica púnica.
Desde
el neolítico vinieron usándose cáscaras de huevo de avestruz en el
norte de Africa como cantimploras, botellas o biberones, a veces
decorados. También como copas. En este último caso, a la decoración
exterior incisa se unía el uso del ocre rojo para colorear el
interior. También el cascarón del huevo de avestruz fue utilizado,
provisto de pie, asas y boca, como búcaro o jarra, documentándose
el uso de pan de oro en su decoración.
Denticulado en el borde superior del huevo.
Pero al sentido funcional da paso uno simbólico, relacionado con la muerte: la cascara de huevo de avestruz fenicio-púnica tuvo una larga tradición funeraria en el Mediterráneo. Se vinculan al comercio fenicio-púnico, y su presencia en inhumaciones y en incineraciones induce a pensar en un fuerte carga conceptual relacionada con la muerte y el ciclo de la vida. Excepto en tres asentamientos, han aparecido en España en una veintena de necrópolis, y su cronología abarca fundamentalmente tres siglos, del VI al IV a.C.
Artesanía fenicia y púnica.
La colección más importante en número procede de Villaricos, le sigue Ibiza, y luego una serie de establecimientos púnicos costeros del Sureste que se prolonga hasta Carmona. Sobre las raras decoraciones incisas ( ritones de Vulci), prevalecen las pintadas. Nos dice María del Pilar San Nicolás que muchos autores toman por grabado lo que sólo son rastros dejados por una pintura espesa y pulverulenta desaparecida. Metopas entre líneas, reticulados, triángulos, fitomorfos, sobre todo palmetas, en uno o dos casos personajes, y en algo más de un centenar de casos estudiados, rostros femeninos en primer plano frontal, con ojos enmarcados por cejas muy resaltadas y arreboles resaltando el lugar de los pómulos, al estilo del rostro conocido como la Pepona o La Tonta del Bote en la pintura vascular ibérica de Elche.
Cascarón limpio, cortado y preparado para ser decorado.
Denticulado en el borde superior del huevo.
Pero al sentido funcional da paso uno simbólico, relacionado con la muerte: la cascara de huevo de avestruz fenicio-púnica tuvo una larga tradición funeraria en el Mediterráneo. Se vinculan al comercio fenicio-púnico, y su presencia en inhumaciones y en incineraciones induce a pensar en un fuerte carga conceptual relacionada con la muerte y el ciclo de la vida. Excepto en tres asentamientos, han aparecido en España en una veintena de necrópolis, y su cronología abarca fundamentalmente tres siglos, del VI al IV a.C.
Artesanía fenicia y púnica.
La colección más importante en número procede de Villaricos, le sigue Ibiza, y luego una serie de establecimientos púnicos costeros del Sureste que se prolonga hasta Carmona. Sobre las raras decoraciones incisas ( ritones de Vulci), prevalecen las pintadas. Nos dice María del Pilar San Nicolás que muchos autores toman por grabado lo que sólo son rastros dejados por una pintura espesa y pulverulenta desaparecida. Metopas entre líneas, reticulados, triángulos, fitomorfos, sobre todo palmetas, en uno o dos casos personajes, y en algo más de un centenar de casos estudiados, rostros femeninos en primer plano frontal, con ojos enmarcados por cejas muy resaltadas y arreboles resaltando el lugar de los pómulos, al estilo del rostro conocido como la Pepona o La Tonta del Bote en la pintura vascular ibérica de Elche.
Cascarón limpio, cortado y preparado para ser decorado.
Para
poder realizar una réplica museográfica de un huevo de avestruz
pintado, se han efectuado experiencias en relación con el uso del
pigmento mineral óxido de hierro rojo, o almagra, como la pintura
reconocida como utilizada en la decoración. Este uso del ocre para
algunos autores posee por sí mismo también carga simbólica, y se
relaciona con la presencia de polvo de ocre rojo en el interior de
los huevos, seguramente con sentido apotropaico.
Ocre rojo más aglutinantes/diluyentes: agua, cola, yema de huevo, aceite vegetal.
La pintura con que se ornaron las cascaras presenta varios colores, e influye en la apreciación el color natural de la superficie de la cáscara, si bien hemos obviado este aspecto que no afecta a la cuestión de la adherencia, calidad del perfilado y durabilidad, que son el objeto de experimentación. Se hn distinguido tonos ocres más o menos claros, y superficies más brillantes o más mates. Existe en todo caso una absorción diferencial de la pintura por los poros de la superficie, que se insertan en las depresiones del relieve, más absorbentes que las zonas levantadas.
Pintura preparada al aceite, huevo y cola.
Ocre rojo más aglutinantes/diluyentes: agua, cola, yema de huevo, aceite vegetal.
La pintura con que se ornaron las cascaras presenta varios colores, e influye en la apreciación el color natural de la superficie de la cáscara, si bien hemos obviado este aspecto que no afecta a la cuestión de la adherencia, calidad del perfilado y durabilidad, que son el objeto de experimentación. Se hn distinguido tonos ocres más o menos claros, y superficies más brillantes o más mates. Existe en todo caso una absorción diferencial de la pintura por los poros de la superficie, que se insertan en las depresiones del relieve, más absorbentes que las zonas levantadas.
Pintura preparada al aceite, huevo y cola.
Se
han citado como colores de la pintura de los huevos de avestruz el
ocre rojo intenso, el ocre rojo diluido, el negro (¿óxido de
manganeso?, sería lo más plausible, pues era de uso en la
decoración cerámica desde edades muy tempranas), además de tonos
de azul, predominando con mucho el rojo.
No
hemos hallado en la bibliografía referencias a otros pigmentos, como
pudieran ser la sangre o el polvo de cinabrio, usado éste desde
época faraónica.
Los huevos de avestruz decorados fueron objeto del comercio púnico.
Los huevos de avestruz decorados fueron objeto del comercio púnico.
Se
ha tenido en cuenta en todo momento que los materiales con los que se
ha experimentado fuesen accesibles y conocidos en su momento
histórico. La cola de pescado, por ejemplo, está documentada hace
4000 años, como es antiquísimo el uso de colas orgánicas obtenidas
cociendo tuétanos y piel de buey, de conejo..., o de origen vegetal
a partir de resinas).
Se
ha tenido muy en cuenta el trabajo sobre unificación de criterios de
restauración de huevos de avestruz pintados elaborado por el
personal del Museo de Ibiza y Formentera, puesto que el resto de
bibliografía apenas aporta sobre técnicas, proceso y materiales.
A
pesar de que en este trabajo del MAEF se hace referencia a que “con
las pruebas de solubilidad de disolventes hemos comprobado que la
pintura se encuentra aplicada sobre el soporte sin capa de
preparación previa y que es soluble en agua y en todos los
disolventes polares”, nos parece digna de reseñar la dificultad
que esta ausencia de capa de preparación conlleva.
La
experiencia:
partiendo
de fragmentos de cáscara de huevo de avestruz limpios, se ha
procedido a una limpieza última con agua jabonosa a fin de eliminar
restos grasos que alteren las pruebas de adherencia de la pintura.
Según
el trabajo del Museo de Eivissa y Formentera, las piezas que fueron
intervenidas en el laboratorio están todas decoradas con la técnica
del temple, y con diversos tonos de color almagra.
La
técnica del temple, con dos variantes que se explican a continuación
consiste en mezclar el pigmento con huevo como aglutinante.
Utilizando la yema diluida en agua pura, tenemos el temple clásico,
conocido desde los egipcios. Si se añade además una porción de
aceite de linaza cocido, en la misma proporción que el huevo, y dos
partes de agua, la técnica se llama temple magro-graso.
Para
pintar al temple se aconseja utilizar una imprimación previa de cola
de conejo, y no se barniza después, si acaso solamente con huevo.
Huevo hallado en la necrópolis de Les Casetes, Vila Joiosa.
Huevo hallado en la necrópolis de Les Casetes, Vila Joiosa.
Sobre
esta base teórica hemos efectuado una serie de experiencias.
Las
opciones, respecto del pigmento mineral, óxido de hierro rojo en
polvo, han sido tres: A) diluirlo en agua, B), diluirlo en un
aglutinante graso, aceite de semillas, C), diluirlo en una base de
cola acuosa, D), diluirlo en yema de huevo batida, técnica del
temple clásica.
Respecto
al soporte, la cáscara del huevo, compuesta de carbonato cálcico,
las variantes experimentadas han sido: 1) pintura sobre la superficie
tal cual, con las cuatro variantes de base para el pigmento. 2),
pintura sobre superficie tratada mecánicamente, mediante lijado. 3),
pintura sobre la cáscara con una fina capa previa de cola. 4).
Aplicación de la pintura sobre una fina capa de escayola, aplicada
directamente sobre la cáscara, y 5), y por último, antes de aplicar
las cuatro variantes de pintura, se ha dado una fina capa de escayola
sobre la capa de cola que va en contacto con la cáscara.
Resultaría
el siguiente cuadro elemental de combinaciones:
1A,
1B, 1C, 1D/ 2A, 2B, 2C, 2D./3A, 3B, 3C,3D/. 4A, 4B,4C,4D/. 5A, 5B,
5C, 5D.
Y
para cada una de las veinte combinaciones, dos pruebas, FS y FH.
Fotografía de un cascarón sometido a distintos tratamientos fotográficos a fin de obtener la mejor definición de los restos de la pintura original.
Fotografía de un cascarón sometido a distintos tratamientos fotográficos a fin de obtener la mejor definición de los restos de la pintura original.
Se
han excluido del experimento los posibles tratamientos químico o
térmico del soporte, como podrían ser la inmersión durante un
tiempo de la cáscara en vinagre a fin de provocar una reacción
química del carbonato, pretendiendo obtener una superficie más
porosa y menos pulida, o el calentamiento de la cáscara para
deshidratarla, buscando también una mejor penetración de la
pintura.
Los
resultados han sido sometidos a dos sencillas pruebas de resistencia:
al deterioro mecánico, por rozamiento en seco, la manipulación
normal, y la resistencia a la fricción en húmedo: FS y FH, fricción
en seco, y fricción en húmedo.
Tras la prueba de fricción en húmedo.
Tras la prueba de fricción en húmedo.
Para
la réplica museográfica, habida cuenta de que va a ser manipulada
por el público, hemos optado por aplicar pintura acrílica de un
color similar a la almagra sobre una doble capa de gesso aplicada a
la superficie del huevo, es decir, una mezcla de pigmento blanco con
látex.
Conclusiones:
Las
dieciséis combinaciones han sido sometidas a resistencia a fricción
en seco y en húmedo, treinta y dos pruebas. Hemos optado por valorar
como más relevantes las pruebas en húmedo habida cuenta de las
condiciones que previsiblemente deberían soportar las piezas, a
menudo en enterramientos.
Hemos
descartado el lijado por la dificultad y laboriosidad del proceso, la
cáscara es muy dura y sólo responde a abrasiones muy fuertes con
materiales muy duros, las lijas convencionales no sirven. Si bien,
una vez lijada toda la superficie, constatamos que los pigmentos
disueltos en agua, aceite y huevo dejan huella difuminada. El
pigmento diluido con cola es el único que se se comporta bien.
Aplicando
cola a la cáscara, los resultados son buenos si el pigmento se ha
mezclado con agua o cola.
El
aceite para diluir el pigmento da los peores resultados sobre todas
las imprimaciones, emborronándose.
La
escayola sobre la cola, como imprimaciones de la cáscara, no aporta
nada. Sobre ella tmpoco funciona el pigmento con aceite.
Los
resultados óptimos se han obtenido, por tanto, sobre cáscara
imprimada con cola y pigmento diluido en agua o cola, soportando bien
incluso el chorro de agua directo.
El huevo de la Vida en la exposición de Vilamuseu.
La réplica se expuso en Vilamuseu junto al original.
El huevo de la Vida en la exposición de Vilamuseu.
La réplica se expuso en Vilamuseu junto al original.
Bibliografía
básica:
1.-
LAS CASCARAS DE HUEVO DE AVESTRUZ FENICIO-PÚNICO EN LA PENÍNSULA
IBÉRICA Y BALEARES, de MARÍA DEL PILAR SAN NICOLÁS PEDRAZ
2.- EXOTISME ET LOCALISME. ETUDE SUR LES COQUILLES D´OEUFS D´AUTRUCHE DECORÉES D´IBIZA. MIRIAM ASTRUC.
3.-
UNIFICACIÓN DE CRITERIOS DE INTERVENCIÓN SOBRE UN CONJUNTO DE
CÁSCARAS DE HUEVO DE AVESTRUZ DECORADAS DEL MUSEU ARQUEOLÒGIC DE
EIVISSA Y FORMENTERA,
C.I.R d´Etnografía, 2012,
Departamento
de Restauración del Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera
(MAEF)
.
4.-
LE UOVA D´STRUZZO DIPINTE NELLA CULTURA PUNICA, GIGLIOLA SAVIO, REAL
ACADEMIA DE LA HISTORIA.
5.-
AVORI E OSSI DAL PICENO, GIULIA ROCCO.
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