viernes, 19 de agosto de 2016

El latón u oricalco: blenda y calamina de la Sierra de Cartagena.



El latón u oricalco: blenda y calamina de la Sierra de Cartagena.



La corta Sultana, cantera a cielo abierto en el Llano del Beal.

Al este de la ciudad de Cartagena se levanta la sierra minera, entre el Mediterráneo y la llanura del Mar Menor. Sus relieves más altos no superan los 450 metros, en forma de cerros o cabezos.
Durante el neógeno se vio afectada por fenómenos volcánicos,que generaron depósitos minerales ricos en plomo, plata, hierro, zinc, manganeso, y en menor proporción cobre y estaño.


Bloque de sulfuros polimetálicos. Predomina la blenda, aunque contiene galena.



Desde hace dos milenios y medio este excepcional lugar ha sido explotado por la minería. Cartagineses y romanos primero, y un fuerte auge durante la segunda mitad del siglo XIX y primera mital del XX.



Instalaciones mineras durante el auge de las explotaciones de la sierra: La Unión, Llano del Beal, Portman, Alumbres, Escombreras... todos los pueblos crecieron en población y los cerros fueron sistemáticamente prospectados.



Blenda ferrífera. Llano del Beal. La minería del zinc y el hierro sucedieron, por ese orden, a la del plomo, que desde antiguo fue extraído principalmente para obtener plata.

En este blog hemos considerado los metales desde la perspectiva de su uso en la antigüedad, y hemos comentado sobre el cobre, el bronce y el hierro, como materias cuyos procesos de obtención y después su uso han sido utilizados por los historiadores para caracterizar períodos. También hemos presentado aquí alguna entrada sobre el plomo y la plata, tan ligados entre sí por el proceso de obtención de esta última, y su valor histórico y económico como medio de pago.


El cobre nativo es una rareza. La obtención del cobre se llevó a cabo a través de otras menas, como la calcopirita o los carbonatos, malaquita y azurita. Ni el cobre ni el estaño alcanzaron nunca la importancia en esta sierra del plomo o la plata. Los alumbres, las calaminas, la minería del zinc y del hierro y manganeso se suceden en etapas históricas ligadas a la demanda de estos minerales, es decir, su precio, a las leyes que regularon la explotación y la tecnología minera y metalúrgica.



La malaquita y la azurita son fácilmente detectables por los prospectores mineros, por sus coloraciones.


Calcopirita, mena de cobre.


En la Sierra Minera de Cartagena, dejando a un lado la explotación del hierro para uso industrial, reciente, han sido galena de plomo y blenda de zinc los minerales más abundantes y buscados, a menudo unidos en forma de sulfuros polimetálicos.


Filón de marmatita.


Nos preguntamos aquí por el valor del zinc desde una perspectiva histórica. ¿Fue aprovechado por los romano? ¿Para qué? Hoy no cabe duda que su uso industrial es diverso e importante, pero no es nada habitual mencionar este metal referido a la antigüedad, excepto como calamina.


Medalla de latón. Su color amarillo, semejante al oro, y su ductilidad, lo hacen un metal útil y apreciado para múltiples usos.


Tampoco los romanos conocieron el indio, el germanio o el galio, que se obtienen de las blendas, ni los procesos metalúrgicos para separar del zinc el cadmio, que sí usaban bajo la denominación de calamina.
La blenda es la principal mena del zinc, metal que se utiliza hoy para galvanizar el hierro impidiendo su oxidación, y que aleado con el cobre da el latón.



Cristales de blenda. Llano del Beal.

Es un mineral oscuro, pesado y brillante, y a menudo aparece entremezclado con la galena, que es de color gris plomo, con exfoliación cúbica perfecta, brillo más metálico, más blanda y más pesada. Distinguirlas era importante para los mineros del plomo, del cual buscaban su contenido en plata, por lo que se dice que la palabra blenda viene de “ofuscar” en alemán. Su aprovechamiento minero en la región del sureste ha tenido gran importancia, destacando los distritos de Cartagena, La Unión y Mazarrón. Otras mineralizaciones menos importantes se dan en las poblaciones de Águilas, Lorca y Zarzadilla de Totana. La variedad de blenda de esta región es la denominada ferrífera, o marmatita, bien en masas granudas o agregados de cristales.




Blenda ferrífera masiva. Corta Sultana.



Galena de Carranza.


El latón es conocido desde antes de que el mismo zinc, como metal, fuese descubierto. Entonces se producía latón mediante la mezcla de cobre con una fuente natural de zinc, la calamina. Con este término designaban los mineros la mezcla que aparecía frecuentemente en la parte alta de las minas de cinc, en las monteras. Allí encontraban la hemimorfita, la smithsonita y la hidrocincita, de cinc, reconocibles por su color blanquecino.
Se cita recurrentemente el hallazgo de una mina de calamina en una aldea romana, en Breinigerberg, Alemania. La aleación de la calamina, aun sin conocer el metal zinc, con el cobre, da como resultado un metal brillante, amarillo, no rojizo como el cobre, susceptible de ser pulido y parecido al oro, el oricalco, etimológicamente cobre de montaña, que es el nombre antiguo del latón.


Réplica de un espejo romano en latón pulido y bruñido.


En España, en la segunda mitad del siglo XVIII surge en la actual Riópar (Albacete) un complejo metalúrgico conocido como Reales Fábricas de Alcaraz, dedicado a la obtención y manufactura del latón. El hallazgo de un importante yacimiento de calamina , la mina San Jorge, uno de los más importantes de Europa tanto por la calidad del mineral como por su abundancia y facilidad de explotación, por parte de un ingeniero austríaco, Jorge Graubner, mineral que aleado al cobre que se hacía traer de Ríotinto y últimamente en lingotes desde Bilbao, dio lugar a las fábricas de las que salieron multitud de objetos de latón: braseros, almireces, campanas, cazos...


El almirez de latón era patrimonio doméstico en cualquier lugar.

A este hallazgo de calaminas le siguió otro de importancia, en 1.863. Casi pegado al mar, cerca de Escombreras, bajo una capa de pizarras, un criadero de 80 metros de espesor de calamina que, de inmediato, fue adquirido por capital extranjero, bautizado como La Dichosa, y cuya producción, calcinada a bocamina, era exportada a Bélgica. Poco después se iniciaría la explotación minera del hierro, cuando disminuyó la cantidad y la ley de los minerales plomizos tradicionalmente explotados en la sierra, y el hierro creció en su demanda internacional conforme avanzaba la industrialización.


Una peseta de latón de la II  República.


Las citas de escritores griegos sobre el latón u oricalco incluyen a Hesíodo, que nos describe de este metal las grebas de Herakles, cinceladas por Hefesto; a Homero que en un Himno a Afrodita describe sus arracadas o pendientes como de oricalco, o al mismo Platón, que lo relaciona con la Atlántida y lo considera el metal más valioso después del oro. Los autores romanos reiteran este valor: para Flavio Josefo, los vasos del Templo de Salomón eran de oricalco. De particular interés es la descripción de Plinio el Viejo que atribuye al oricalco un uso más prosaico y comprobado hoy, el de hacer cospeles para acuñar monedas, pues era el que mejor absorbía la cadmia para hacer sestercios y dupondios. Estas monedas se ha comprobado están hechas al 80% de cobre y el 20% de cinc, es decir, de latón, y esta aleación en aquel tiempo valía el doble que el cobre puro para el mismo peso.


Bajo la pátina con que suelen aparecer las monedas antiguas se descubre el color original. Sestercio de latón, que debió ser dorado y brillante recién acuñado.

Al menos por la numismática sabemos que se usó con gran profusión el latón, y que se consumieron muchas toneladas de esta aleación para acuñar moneda, que se distribuía por todo el imperio. Las monedas recién acuñadas serían muy relucientes y doradas, asemejándose al oro.


Restos de un crisol de fundición, de grafito.A la actividad minera acompaña la metalúrgica.


Hoy se ha puesto de moda en arqueología el olvidado orichalcos griego, debido al hallazgo en aguas de Gela, Sicilia, de un pecio fechado en el s. VI a. C. en el que se encontraron 39 barras de un metal que, analizado, resultó ser una aleación de cobre, zinc, casi sumando el 99 %, y mínimos residuos de hierro y de plomo. Se ha hablado en noticiarios arqueológicos del metal de la Atlántida,


Por el pecio de Gela constatamos el comercio del valioso oricalco seis siglos antes de Cristo.


En conclusión: el latón era muy apreciado en la antigüedad, y necesita de calamina para obtenerlo. Los romanos lo usaron con profusión, dándole más valor que al cobre puro, para acuñar moneda. ¿Pero qué pasó con decenas de miles de toneladas de blenda metálica? ¿Eran desechadas a la escombrera en la selección de las pintas de galena de plomo? 


Moneda de plomo, II República española.

Pienso que una buena parte de esta blenda, de aprovechamiento desconocido entonces, pasaría a los lavaderos, por ir mezclados ambos minerales con frecuencia. Supongo que la flotación permitiría separar el plomo, más pesado, ¿y la blenda? No será hasta 1.860 cuando se comience a utilizar para producir zinc industrial.


El paisaje minero. La Unión.



Durante el reinado de Fernando VII se inició una nueva etapa en la minería cartagenera. Se reabrieron los antiguos pozos mineros romanos, y al mismo tiempo se procuraba el beneficio de las antiguos escombreras romanas. Las nuevas tecnologías industriales permitían extraer rendimiento de los restos de minerales en su día no aprovechados. El esfuerzo se concentró en la obtención de plata, con treinta y ocho fundiciones de este metal en Cartagena. Pasada la mitad del siglo, gracias al vapor, se inició la explotación de la blenda ferrífera para obtener zinc.


Pliegue de pizarras en el sector central de la sierra. Los filones de mineral encajan entre pizarras y calizas.


Crisol con restos de cobre. Sancti Spiritus.

 ¿Se recuperaron los millones de toneladas que debía haber en las escombreras? ¿Se optó por arrancar más mineral, con el inicio de las explotaciones a cielo abierto? No lo sé. Al menos creo que he aprendido a dar más valor al esfuerzo para obtener metal de los hombres a lo largo de los siglos. Y también a comprender la relación estrecha que existe entre la minería, la metalurgia, la industria y nuestra sociedad de consumo, ¿no te parece, amigo lector?


Crisol y metal fundido.

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