La cerámica ibérica de La Alcudia de Elche, una riqueza inagotable como fuente de conocimiento no desvelado.
La Alcudia de Elche, solar ibérico
que luego llamaron Illici los romanos, ha deparado a la arqueología
ibérica muchas riquezas: al abandonarse coincidiendo con la llegada
de los árabes a la península, se convirtió en un páramo que
encerraba, sin construcciones encima, siglos de ocupación
ininterrumpida de una pequeña elevación sobre el fértil terreno
circundante, rico en humedales con abundantes caza y pesca.
Plato ibérico de Elche. Decoración geométrica. la cerámica funcional convive en La Alcudia con otras de claro sentido ritual, singulares. Un plato como este puede proceder de muy distintos yacimientos de cronología antigua.
Cantera de la nueva y próxima
población medieval, la vieja capital contestana, bajo los niveles
agrícolas, encerraba la obra más perfecta, bella y representativa
de la cultura ancestral ibérica, la Dama, además de otros restos
escultóricos del mayor interés. Arqueológicamente se ha destacado
esta potencialidad del yacimiento para obtener secuencias
estratigráficas completas, al menos de la edad de Hierro.
Pervivencia del estilo indígena ya en época de la colonia romana.
Sin embargo me parece a mí que no se
le ha dado todavía el valor que tiene a la única y singularísima
colección de cerámica ibérica. Es cierto que los autores han
definido un estilo personal, denominado Elche-Archena, también lo es
que en otros cercanos yacimientos contestanos se han hallado
cerámicas decoradas en el estilo ilicitano, cuando no del mismo
taller de Elche.
Pero considerando el conjunto, la
cantidad, variedad, calidad y singularidad, la riqueza del conjunto
cerámico está por poner en valor.
Crátera ibérica con cabezas masculinas separadas por serpientes ? entrelazadas.
Un ejemplo de la singularidad de muchas de las piezas cerámicas ilicitanas. ¿A qué nos remite?
¿Que está representando?
Alejandro Ramos Folqués consagró su
vida de erudito a restaurar y dar a conocer estas espléndidas
muestras de la artesanía y del arte ibéricos. Hay muchas de ellas
que sobrepasan el concepto de decoración, entendiéndolo como
proceso encaminado a embellecer o
hacer atractiva la pieza al
destinatario, constituyendo de un lado verdaderas obras de arte, y de
otro, el más importante, fuentes de información sobre los aspectos
menos conocidos de la cultura ibérica, aspectos que llamaré
inmateriales: mitos, creencias, religión, deidades, cultos, ritos,
simbolismo.
El contenido de la decoración de estos vasos es único y el de mayor calidad formal del arte ibérico.
Es decir, una parte sustancial de la
colección de cerámica ibérica de la Alcudia de Elche, que debería
tener un reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, encierra una
información no desvelada sobre esos aspectos no materiales pero
esenciales de nuestra cultura original, de la misma envergadura que
podría suponer el resto de objetos materiales ibéricos dispersos
por tantos otros yacimientos, o el desciframiento de su lengua.
Son muy numerosas las representaciones no naturalistas de aves con alas desplegadas. También las hay aparentemente realistas, junto a liebres, peces, conejos.
La Alcudia de Elche.
Es un libro ilegible que sin embargo
vemos y tocamos, posiblemente interrelacionado en el conjunto
vascular en los desarrollos de temas, fruto de una misma escuela y
taller, vinculado con toda probabilidad a los cultos del templo
ilicitano, a la religión ibérica en general, y contestana en
particular, de gran originalidad, belleza formal y calidad de
ejecución.
Insistiré recurrentemente en distintos
aspectos de este tema en posteriores entradas. El interés por esta
parcela del conocimiento de lo ibérico que tan sucintamente reflejan
las fuentes clásicas, cercenado además por el escaso progreso en el
desciframiento de su escritura, que por otra parte ha de tener un
carácter administrativo, comercial o jurídico en la mayor parte de
textos epigráficos recuperados, acentúa el valor de disponer de un
registro artístico considerable y variado que nos quiere hablar, sin
que sepamos entender, de las creencias de un pueblo.
Las representaciones numerosas de carniceros, responden a patrones formales y nos remiten a un mundo de creencias que no sabemos descifrar más que en términos especulativos. El mundo mediterráneo ancestral debe subyacer, pero no siempre es evidente, hay mucho de original.
Cabezas ibéricas halladas en contextos cultuales domésticos de La Alcudia (Ramos Fernández, que las da como representaciones de Artemis Bendis).
Obsérvese la figuración del color de los pómulos en una de ellas, fórmula usada en la conocida imagen de La Pepona o Tonta del Bote.
Citaré a Ramos Fernández y Olmos
Romera, entre otros autores, como parte de ese grupo de
investigadores que han entendido el valor de lo que afirmamos. El
tema es muy amplio y abierto a la interpretación y aportación desde
muchos ángulos. Modestamente me limito a presentar, poco a poco en
sucesivas entradas, algunas singularidades, observaciones,
sugerencias, motivadas por la curiosidad y mi profunda admiración
por quienes levantaron en el torno esas impresionantes vasijas, y por
quienes las pintaron queriendo expresar tantas ideas y cosas que el
tiempo ha borrado, invitando con ello de paso al lector a visitar mi
pueblo, y su Alcudia. Vale la pena.
Pintura vascular ibérica de La Alcudia de Elche. jinete a caballo, tema repetitivo en ámbitos ibéricos. la roseta debajo del caballo, ¿decoración o tutela de la divinidad?
Personaje con sagum y encapuchado que precede las honras funerarias del héroe muerto.
La Alcudia de Elche.
Rostrol frontal en terracota aplicada. Cerámica de la Alcudia. De nuevo el recurso a colorear las mejillas. Varios autores han recopilado rostros frontales ibéricos y han buscado desentrañar su sentido.
Cabeza de terracota polícroma aplicada tres veces en un pebetero ibero helenístico de Elche.
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