domingo, 3 de febrero de 2019

Sa Galera. Cerámicas púnico ebusitanas en la costa de Mallorca.

Sa Galera. Cerámicas púnico ebusitanas en la costa de Mallorca.






Askos púnico de Sa Galera, Mallorca.
Fechado en torno al año 200 a. C. Fue hallado en una cisterna, donde se colocó

después del incendio de los edificios, asociado a un cuenco.

Un paseo circunstancial por Palma me llevó a la exposición de Sa Galera, en Can Balaguer. Allí conversé con Toni Gayá, un artesano del vidrio fenicio que participa con un colectivo de amigos de dicho enclave arqueológico y pude visitar la exposición.

Vidrio púnico.

Na galera es un islote a escasos doscientos metros de una cala costera en Can Pastilla, en medio de la bahía de Palma.
Este islote tan estratégicamente situado para comerciar con la costa no ha sufrido la urbanización contemporánea debido a que formaba parte de una zona de prácticas militares.

El islote de Sa Galera visto desde la costa.

En 1967 el arqueólogo Lluis Plantalamor encontró algunos restos púnicos en el islote. destacando un molde de fundición de bronce. Víctor Guerrero, después, trató en sus publicaciones el tema de la ocupación de algunos islotes mallorquines por gentes púnicas. Más tarde Ramón Martí, con un equipo de arqueólogos, restauradora, y voluntarios entusiastas, han realizado seis campañas de excavaciones en tan interesante enclave litoral.

Fragmentos de cerámica calcolítica mallorquina con decoración incisa, hallados en el islote.

Hace más de cuatro mil años, gentes del calcolítico dejaron en Sa Galera pequeños cuencos decorados con incisos, fragmentos de ollas y toneles. Parece que este momento de ocupación del islote se relacionaría con una estructura oblonga de piedra.


A comienzos del segundo milenio se excavó allí una cueva funeraria de planta circular, con un corredor de entrada y un nicho en la pared, asociándose fragmentos de grandes toneles. Quizás fue el islote en este momento denominado navetiforme un punto de intercambios comerciales.

El hallazgo de este molde de fundición de bronce o plomo hizo considerar a los arqueólogos la posibilidad de un taller metalúrgico itinerante en la isla.

Las excavaciones han proporcionado numerosos fragmentos de cerámica talayótica, restos de copas y ollas, junto a un molino de mano y posibles moldes de fundición que se han querido asociar al mundo funerario, otorgando al islote un carácter de espacio funerario y ritual, sagrado.

Jarra baleárica utilizada como urna de cremación.Segunda mitad del s. III a.C.

La llegada de los púnicos procedentes de Ibiza a la isla se produce en torno al 300 a.C. Se excavan cisternas y canalizaciones como parte del espacio ritual.

Moneda Ebusitana representando a Bes. Probablemente el motor que impulsó el asentamiento de gentes púnicas fue el comercio.

Entre la primera y la segunda guerras púnicas, destruidas las ocho cabañas talayóticas circulares de madera por incendio, fue erigido por estas gentes de Ebusus un templo (después del 249 a.C.) con grandes sillares. Su alzada de cuatro metros lo hacía visible al costear en la navegación de bajura. En esta última guerra sufrió dos destrucciones, por incendio y luego desmontaje de su estructura. Del momento de su destrucción han aparecido junto a restos anfóricos y otras cerámicas, metales, monedas, y una punta de proyectil de una máquina de guerra conocida como escorpión.
Fue reconstruido antes de la tercera guerra púnica con argamasa de tierra y cal, teniendo unas dimensiones de 10 x 10 metros.

Botella púnico ebusitana, ofrenda para sepultura de cremación, tercer cuarto del siglo III a.C.

Cerámica púnica. Botella.

Ajuar de un enterramiento. Dos piezas cerámicas fueron colocadas en la cabecera de una cista, enterramiento de un adulto entre losas de piedra y cubierta.



Jarrito púnico ebusitano.


Fragmento cerámico con aplique plástico perforado como pitorro.

Detalle.

Jarra bitroncocónica. Cerámica gris monocroma levantina, segunda mitad del s. III a.C.

Cuenco púnico ebusitano con estampilla de flor de ocho pétalos.

Cerámica púnica, cuenco.



Cuenco de cerámica gris monocroma levantina.


Platos de pescado púnico ebusitanos. Último cuarto del s. III a.C.

Característicos platos de pescado de borde vuelto barnizados.

           Cuenco púnico ebusitano, último tercio del siglo III a.C.

Cuenco de Campania con decoración floral.

Reconstrucción antropológica del individuo masculino de entre 35 y 40 años, y 1,65 de alto,
sepultado en cista en la primera mitad del siglo II, boca arriba, con los brazos pegados al cuerpo y las palmas de las manos visibles, probablemente amortajado.

Reconstrucción de la indumentaria.

Cuenco.

Fragmentos de ánforas púnico ebusitanas.

Sobre un fragmento de cerámica púnica ebusitana se escribió un texto (ostrakon) de carácter mercantil, con letras griegas, traducible por “no pagado” o por “no hay que pagar”, lo que avalaría la función del templo como garante de las transacciones,y otro referido a la dedicación de una figura del dios púnico de la salud, Eshmún, equivalente al Apolo griego.

Ostrakon de Sa Galera.


Jarro norteafricano.


Jarra púnica ebusitana del último cuarto del siglo III a.C.

Las cerámica púnico ebusitanas son dominantes en todo momento, si bien, tras la derrota de Cartago en la segunda guerra púnica, se observa una mayor presencia de materiales itálicos, una mayor circulación de bienes, en especial campanienses, como platos y vasos de paredes finas. Entre los materiales púnicos se citan el askos, cuencos carenados con decoración de goterones de pintura, cuencos con palmetas y morteros. Inscripciones en las paredes de cuencos y jarras.


Anfora ebusitana PE-25.

Jarra púnico ebusitana.

Mujer de Sa Galera, reconstrucción antropológica a partir del esqueleto.

Gentes baleáricas, en un momento impreciso posterior a la destruccción de Cartago en la tercera guerra púnica (146 a.C.), tras la conquista de Mallorca por Cecilio Metelo, construyeron una torre y un encintado murario de argamasa en torno al templo, quizás para proteger la ensenada que, frente al islote constituia el embarcadero.
 A este momento corresponden varios hogares y un horno.

Esqueleto de un individuo arrojado a una cisterna.

Loza medieval verde y manganeso.

No se han constatado restos posteriores al siglo primero, hasta la época medieval. Restos islámicos de cerámicas y vidrios sin relación con estructuras de habitación y cerámicas de calidad catalanas y de Paterna del XIV.

Loza pintada con cobalto.


Marmorata italiana.

De época moderna se han hallado restos de loza dorada catalana del XV, valencianos en azul cobalto y dorado, marmorata italiana del XVI, ollas vidriadas, cuencos pintados de Inca, del XVII y XVIII, monedas de Carlos IV y Felipe V.

Este islote documenta un larguisimo período de la prehistoria y protohistoria mallorquina. La presencia de gentes púnicas, y la erección allí del templo, son singularidades en el contexto de la historia de Mallorca que ayudan a comprender las interacciones culturales en esta parte del Mediteráneo.

Fragmento de una olla vidriada común.

Destacamos la importancia de la labor llevada a cabo por asociaciones y voluntarios, un modo de participación que contribuye grandemente a la mejor difusión del patrimonio arqueológico y el aprecio de la sociedad por conocer mejor una historia enterrada y particular en cada sitio desde la arqueología.


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