Un
vaso singular de Los Saladares, Orihuela. Una cazuela orientalizante,
geométrica incisa, polícroma y decorada con aves esquemáticas.
En
la publicación de Oswaldo Arteaga y María R. Serna “Las primeras
fases del poblado de Los Saladares (Orihuela-Alicante), una
contribución al estudio del Bronce Final en la Península Ibérica”,
se describe un vaso singular a partir de los fragmentos hallados en
la excavación. La singularidad del vaso, adscrito al final de la
edad del Bronce y comienzos de la del Hierro, estriba en su
decoración geométrica incisa con un friso de pájaros esquemáticos,
y los restos de color rojo y amarillo que rellenaron los dibujos y
fueron aplicados post cocción.
Dibujo tomado de la citada publicación del profesor Arteaga et alt.
La
rareza del vaso nos ha invitado a realizar una serie de réplicas y
alguna pieza inspirada en su forma y decoración. Hemos experimentado
la aplicación del color, en nuestro caso previa a la cocción, con
óxidos de hierro amarillo y rojo, básicamente hematites y limonita,
y dejado de lado los eventuales rellenos de pasta blanca que se
plantean con muchas reservas dada la escasez de restos de pigmentos
en los fragmentos conservados. Todo ello a partir de la
reconstrucción dibujada por los autores.
Uno de los varios vasos replicados siguiendo el dibujo y la descripción .
Realizando incisos a punzón.
Se
trata de una cazuela o fuente de boca ancha, levantada a mano, y que
los autores describen así:“Presenta un borde alargado, ligeramente
abierto, que le sirve al mismo tiempo de cuello y se halla separado
de la parte inferior de la vasija por una carena de hombro. Esta
última, fuertemente marcada por el exterior del vaso, se encuentra
indicada también por el interior, mediante un surco profundo.
Bruñido intenso.
Bruñido del interior. Se ha utilizado como desgrasante, además de cuarzo, yeso sacaroide, que deja en la superficie cocida puntitos blancos como la caliza pero sin los problemas asociados a esta para cocciones por encima de 650 grados.
La
pasta es de coloración grisácea, con núcleo más oscuro y la
textura escamosa fina. La superficie, algo bruñida, tiene color
gris-verdoso-claro. La decoración, que resulta profusa y está hecha
toda a base de incisiones, se encuentra distribuida de la siguiente
manera: a) Cuerpo superior de la vasija: Con metopas alternas que se
rellenan, invariablemente en su campo superior o inferior, con trazos
cruzados formando reticulados. El resto de dichas metopas debía
encontrarse pintado de rojo o de amarillo, aunque éste detalle no se
pueda describir con mucha facilidad, puesto que las materias
colorantes se hallaban perdidas casi totalmente. Los espacios que se
intercalan entre las metopas presentan en su parte inferior
reticulados, como los anteriormente mencionados; y en su campo
superior se decoran con los motivos que más resaltan en la vasija.
Éstos consisten en siluetas de aves, esquematizadas geométricamente.
Otro vaso, esta vez inspirado en los motivos sin replicarlos.
La pasta ahora es mas grisácea.
Los campos triangulares que sirven para representar el cuerpo de
tales figuras, están rellenos por líneas cortas, inclinadas y
paralelas entre si. b) Hombro carenado: Con una franja horizontal,
delimitada entre varias líneas horizontales (dos encima y tres
debajo) que contornean a la vasija. En su campo se dispone una cadena
de rombos, que también se rellena: con trazos cortos, paralelos e
inclinados. C) Fondo: Delimitado en su diámetro máximo por las
líneas que contornean a la vasija, por debajo de la carena. y por
una orla zigzagueante que solamente se corta, si bien simétricamente,
para darle espacio a dos triángulos, que se oponen diametralmente y
se rellenan interiormente con líneas inclinadas, como en los casos
anteriores. El campo que se aprecia perpendicularmente entre dichos
triángulos se halla cruzado por cuatro haces de líneas
horizontales, quedando los dos grupos más centrales separados por
sendas filas de pequeñas incisiones.
Aplicación a pincel de óxidos de hiero rojo y amarillo (hematites, limonita/goethita).
También en el fondo tendría
que haber espacios resaltados con pintura roja y amarilla. Las
incisiones se encontraban en algunas partes rellenas de pasta
blanca.. Sin embargo, este detalle pudiera ser más bien accidental,
debiéndose tomar con muchas reservas. En otros fragmentos
encontrados en estos mismos estratos, también con decoración
incisa, la materia ~calcárea,, cubría totalmente la superficie.
La franja de rombos resaltada con engobe de arcilla blanca.
El amarillo en preccoción dará un naranja a la pieza ya cocida.
El
yacimiento de procedencia, Los Saladares, está situado en un cerro
de tres colinas en término de Orihuela, y abarca una cronología que
va desde época argárica hasta el iberico pleno, siglos IX a IV.
El vaso listo para cocer.
creemos
que en el Sudeste y Levante, donde habían florecido las culturas del
Argar y valenciana, no sólo se pueden intercalar varios periodos
entre la plenitud del Bronce Medio y la Cultura Ibérica,"'
Las
aves esquemáticas representadas se han relacionado por algunos
autores con influencias centroeuropeas, pero para otros, son de
origen egeo.
Vaso con pasta color terracota suave.
Personalmente
me ha llamado la atención al ejecutar la serie de réplicas y piezas
inspiradas que las técnicas utilizadas son las mismas del
campaniforme inciso, cuando la distancia cronológica de este vaso
respecto del calcolítico es enorme.
El desgrasante cuarzo de grano medio produce irregularidades por arrastre en las líneas incisas.
Quizás el vaso original se realizó con limos del Segura.
Como
en otros casos de la costa andaluza oriental, tras la llegada de
otras influencias del Bronce Final llegarían las importaciones
fenicias, un débil comercio de penetración que en el caso de
Saladares habría que vincular al emporio de la Fonteta de Guardamar,
en la desembocadura del mismo Segura que, navegable, llegaba a las
proximidades de Saladares.
Para los excavadores existiría una
relación que arrancaba de la baja Andalucía donde ya florecía la
cultura tartésica, y esta época marcaría el fin del Bronce Final
propiamente dicho abocando al desarrollo de una etapa protoibérica,
paralela con un primer periodo orientalizante occidental.
Bruñido de aspecto metálico.
Para
los aspectos técnicos nos ha interesado el estudio de un vaso del
Cerro Borreguero, en el término municipal de Zalamea de la Serena,
muy próximo a Cancho Roano, “Las cerámicas pintadas con bicromía
postcocción de la vertiente atlántica ibérica”, realizado por
Sebastián Celestino Pérez, Esther Rodríguez e Inmaculada Donate,
basado en multitud de análisis de fragmentos pintados de once
yacimientos, que califica el vaso de Cerro Borreguero de vaso para un
ritual.
El vaso polícromo de los Saladares de Orihuela conformado a mano y según las medidas obtenidas a partir de los fragmentos.
Confirma
dicho estudio que este tipo de cerámicas pintadas son muy comunes en
el valle del Guadiana, y abundan en la Meseta norte, habiéndose
denominado pintadas del Bronce Final primera Edad del Hierro por
Blasco, pintadas tartésicas por Ruiz Mata o pintadas geométricas
del Bronce Final/Hierro por Werner.
Técnicamente
destacan su pasta rica en cuarzo, cocida en reducción, sobre la que
se aplicó a toda la superficie una fina capa de pintura roja. Sobre
esta se dibujó la decoración geométrica con un pigmento amarillo.
Entre
los motivos decorativos, enrejados y metopas que encierran diseños
geométricos menores, mencionan la sucesión de motivos en forma de
‘s’, a modo de ánades.
Anotan
que la vulnerabilidad de la decoración aplicada postcocción aumenta
al haberse bruñido intensamente la superficie, lo que dificulta la
adherencia. Ello significaría un uso de forma muy puntual, quizás
para rituales muy determinados.
Rebruñido postcocción.
Se
apunta la hipótesis de que los vasos pudieran haber sido utilizados
un tiempo sin pintar, decorándose con pigmentos en el momento de su
amortización, relacionada con un ritual concreto.
El
profesor Manuel Pellicer, en su trabajo “Las cerámicas a mano del
bronce reciente y del orientalizante en Andalucía occidental” ,
propone para esa zona una periodización que divide en dos el bronce
reciente III: entre 750-650, la fase A: a la tradición anterior se
sigue el impacto fenicio, y la denomina Orientalizante Antiguo. Las
casas de piedra son rectangulares y las necrópolis tumulares de
incineración. Adscribe a esta fase las cerámicas de retícula
bruñida, y las pintadas a mano, junto con cerámica a torno
importada y manufacturas orientales.
La réplica terminada. En primer plano, figura de ave esquemática.
La
fase B, entre 650-550, la considera Orientalizante Pleno, con gran
arquitectura, túmulos y fosas de incineración e inhumación,
pervivencia del Bronce, cerámica de retícula bruñida y pintada,
torno indígena, cerámica polícroma orientalizante, manufacturas
orientales u orientalizantes abundantes y orfebrería.
Destaca
el profesor Pellicer de estas cerámicas la calidad de las pastas con
cuarzo y esquisto, el conformado de los vasos siempre a mano, el
perfecto bruñido de acabado metálico, la cocción reductora, que no
superaría los 800 grados, una rica decoración con nuevos motivos
alejada de la pobreza del bronce pleno.
Califica
de infrecuente la técnica incisa para vasos finos, que adopta los
mismos motivos decorativos que las cerámicas pintadas: geometrismos,
triángulos rellenos de paralelas, meandros, escaliformes, trenzados
e, incluso, aves estilizadas, y la asocia a la fase III A, la más
rica y variada del bronce reciente.
Base. El pigmento amarillo a pasao a naranja, y el rojo de hematites a rojo vinoso.
Será
en el siglo VII y primera mitad del VI a. C. cuando esta cerámica
vaya siendo sustituida por la cerámica a torno orientalizante:
barniz rojo, gris de occidente y pintada.
Por
cuanto ha quedado expuesto, consideramos que el vaso de Los Saladares
de Orihuela, inciso y policromado, es excepcional en su singularidad,
y tenemos la esperanza de que este trabajo divulgativo y experimental
pueda contribuir a la valoración de tan interesante yacimiento para
el conocimiento del período protoibérico en nuestra tierra.
Vaso de los Saladares de Orihuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario