El Museo Histórico de
Aspe, compromiso con la didáctica arqueológica.
Aspe es
un pueblo situado en el centro del corredor natural que forma el río
Vinalopó y que une el interior con la costa, y su antiguo
emplazamiento, Aspis (Ptolomeo, Itinerario de Antonino), constituía
una de las posadas de la Vía Augusta romana. Su economía
tradicional está basada en una exquisita uva de mesa.
El Museo Histórico tiene su sede en un antiguo caserón de tres plantas, junto al puente sobre el Tarafa, y se divide en una parte arqueológica y otra etnográfica.
En la primera están representados estos yacimientos citados, si bien una considerable parte de lo hallado en el término de Aspe se custodia en el Museo Arqueológico de Alicante.
Con todo, la visita al Museo es muy agradable, con una presentación diáfana y bien ordenada en la planta baja del antiguo edificio, colección que va completándose con materiales de las excavaciones que se van sucediendo en la localidad y mediante donaciones de vecinos.
Río Tarafa, principal afluente del Vinalopó.
A
orillas del Tarafa, principal afluente de aquel río, posee un rico
patrimonio arqueológico. La prehistoria está documentada en los
talleres líticos de la Coca, Cueva del Rollo, poblados de la Edad
del Bronce como el Tabayá (aunque ha dado material campaniforme
también), donde termina la cola del Pantano de Elche, el Murón de
La Horna (Bronce tardío), o la Mesa de Piedra.
Nódulo y núcleo de Sílex, Aspe.
Urna del Tabayá, linde entre el Vinalopó medio y bajo.
Vaso con asas planas horizontales y mamelones del Tabayá, Edad del Bronce.
Urna de la Edad del Bronce de Aspe, Tabayá.
Vasija globular del Tabayá.
Hacha pulimentada de ofita, Tabayá.
Recreación de enmangue de hacha pulimentada.
Se
conoce de forma difusa un primer asentamiento ibérico muy
interrelacionado con los productos de importación en el lugar que
después fortificarían los árabes, el Castillo del río, o más
bien junto a él (Altos de Jaime) sin perjuicio de asentamientos
aislados del que destaca Tres Hermanas, en curso de investigación,
ocupado desde el Bronce, con un edificio singular paralelizado con el templo A del Campello, o
el Tolomó.
Las Tres Hermanas, Aspe, ocupación del Bronce e ibérica.
Asa de Kylix tipo copa Castulo.tres Hermanas.
Caliciforme y plato ibericos de Tres Hermanas.
Caliciforme y botella ibérica decorada con bandas. Tres Hermanas.
Fragmento de ala de águila explayada típico del estilo ibérico ilicitano. Castillo del Río de Aspe.
Fragmento ibérico decorado con cuartos de círculos. Castillo del Río.
La
presencia romana se evidencia en los llanos agrícolas limítrofes
con Novelda, especialmente en el Campet.
Basa romana de El Campet.
Decoraciones de círculos en terra sigillata. El Campet.
Olpe ibérico de El Campet, Aspe.
Decoración de sigillata sudgalica de El Campet.
Olpe romano.
Lucerna norteafricana, atribuida al castillo del Río (donación).
Destaca
del período tardorromano la necrópolis de Vistalegre, con 63
tumbas.
Tumba visigoda de Vistalegre.
Jarrito visigodo de Vistalegre.
Hebilla visigoda de la necrópolis de Vistalegre, Aspe.
En
el siglo VIII Aspe, Asf en árabe siguiendo a Al Udri, se incorpora a
la Cora de Tudmir, adscribiéndose un siglo más tarde a la taifa de
Denia. Los árabes se asentaron en el llamado hoy Castillo del Río,
durante un siglo, Castillo del Río
trasladándose
a Aspe el nuevo tras un enfrentamiento bélico, donde canalizaron
para el riego de sus huertas las aguas del río Tarafa, creando una
fértil huerta regada por dos acequias, Aljau y Fauquí. Estos
siglos dejaron abundante huella material en el casco urbano,
incluyendo necrópolis.
Ataifor vidriado del Castillo del Río.
Candil de pellizco.
Candil de piquera.
Candil de pie alto, calle Virgen del Carmen, Aspe.
Redoma, vedrío de cobre, castillo del Río.
Cántaro islámico con manchones de óxido de hierro.
Líneas de manganeso en cántaro.
Cántaro del Castillo del Río.
Cántaros del Aspe islámico.
Destaca el grueso y contrastado desgrasante de la pasta de los cántaros.
Jarra del Castillo del Río de Aspe.
Olla globular islámica del Castillo del Río.
Jarra islámica decorada con líneas de manganeso.
En el siglo XV se levantó un nueva
fortificación junto al río, el castillo del Aljau, cuya puesta en
valor está prevista.
Olla globular, el Aljau.
Quisiera
destacar como muy notable el interés de la dirección del Museo por
la didáctica arqueológica, que complementa a la perfección la mera
exposición de los materiales. A través de algunas reproducciones se
puede conocer bien algunos hiatos en la secuencia material histórica,
y el público accede a una mejor comprensión de estos testimonios,
su funcionalidad, sus formas, sus paralelos.
Fragmento de aguamanil islámico, calle Virgen del Carmen.
Copita del Castillo del Aljau, siglo XV.
Ollita del siglo XIV, casco urbano.
Lozas modernas, casco urbano, Aspe.
Una columna
estratigráfica bien periodificada permite interactuar durante la
explicación de la secuencia histórica, y la divulgación de fondos
o nuevos hallazgos es constante a través de charlas monográficas y
conferencias sobre piezas singulares a cargo de especialistas
invitados que, además de divulgar el patrimonio histórico aspense,
dinamizan el interés por la cultura local.
Cajones estratigráficos. Didáctica arqueológica en Aspe.
Dotado el Museo de Sala
de Conferencias y, aula didáctica y biblioteca, los talleres,
exposiciones de pintura, fotografía, o monográficas sobre cosas
locales, historia o etnografía, se programan y llevan a cabo y
van contribuyendo al enriquecimiento cultural de este hermoso pueblo.
Una labor de gestión que ha de orientar y servir de ejemplo a la de
otras instituciones culturales menos dinámicas.
Cerámica de cocina barnizada, edad moderna.
Didáctica arqueológica interactiva en el Museo de Aspe.
Quisiera
destacar como del mayor interés el hecho de que esta localidad
fuese, durante la pasada guerra civil, ceca de acuñación de moneda
republicana, por avatares del conflicto.
Veinticinco cts de cobre, 1938, acuñados en el Aspe republicano.
Billete republicano de 2 pesetas impreso en Aspe durante la guerra civil española.
Por desgracia ha
desaparecido este patrimonio industrial, aunque el Museo recoge
algunos testimonios de esta producción reservada a la Fábrica
Nacional e Moneda y Timbre. Agradecer el curioso y excelente estudio
que sobre ello realizó el investigador aspense José Ramón García
Gandía.
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