Prospección de arcillas eocenas:
la cantera de los Morteros en Aspe.
Paisajes de La Garganta de Aspe.
Desde Aspe hacia
Crevillente discurre la carretera por el paraje denominado La
Garganta. Antes de llegar a las Amoladeras, hacia Levante, se abre
una cantera de margas y arcillas de gran tamaño, abandonada no hace
mucho, conocida como de Los Morteros.
Margocalizas, margas, arcillas, areniscas y calizas en la cantera de Los Morteros de Aspe.
Dos enormes bocados en el
terreno, y alguno más pequeño, configuran básicamente el espacio
desnudado por la actividad extractiva. En los fondos de las
hondonadas, la condición impermeable de las arcillas ha retenido
aguas pluviales y ha conformado en ecótopo de charca, con avifauna
de paso, limícola. Crecen cañas, tarays, el carrizo. El lugar es
frecuentado por cazadores.
Charcas con tarays y carrizos son refugio de aves de paso.
El paisaje es árido,
acarcavado con abarrancamientos y erosión diferencial.
El recurso que se
aprovecha en esta cantera es la arcilla que se destina, tras
mezclarse con otras clases de arcilla, a fabricar ladrillos de
cerámica para la construcción.
La potencia de la capa
arcillosa alcanza en el fondo de a cantera unos 40 metros. El sistema
de explotación empleado es a "cielo abierto", con bancos
descendentes y talud forzado.
Cantera de los Morteros. la Garganta, Aspe, Alicante.
Margas y calizas
terciarias rodean y se entrecruzan por todas partes en la zona de
explotación. Destacan dos colores predominantes: el gris claro de
las margocalizas, y el amarillento de las calizas y areniscas, a
menudo recubiertas de abundante fauna de foraminíferos planctónicos,
nummulites y assilinas como géneros. Se encuentran, además, erizos
fósiles y macroforaminíferos bentónicos. Los paleontólogos han
asignado estas margas al Eoceno medio, interpretándolas como
depósitos de cuenca, de carácter pelágico, que recibían
periódicamente aportaciones turbídicas.
Calizas y areniscas nummulíticas salpican la cantera. Pertenecen al Eoceno Medio.
Hay abundantes montones
de tierras de escasa altura, quizás frentes bajos de explotación
muy lavados por las lluvias, de un color pardo a verdoso, sin
vegetación, surcados de pequeñas fisuras y algunas laminitas de
yesos, que dan al paisaje un tercer tono.
Arcillas y margas pardas y verdosas. Aspe.
Recogemos muestras de
tres puntos para comprobar sus colores y propiedades como arcillas
para uso artesanal, manual o a torno: grises azuladas, verdosas y
pardas.
Arcilla gris.
El verde debe indicar la
presencia de glauconita. Los amarillentos comportan presencia de
algún óxido de hierro, visible en las bancadas de calizas
blanquecinas duras de fractura concoide. El pardo quizás se origine
por la mezcla de ambas, o por la alteración de la glauconita.
Margas del Eoceno de Aspe.
Otro mineral,
esporádicamente presente en las fisuras de las calizas a techo, es
la celestina, el sulfato de estroncio, que aparece en cristales
agregados en abanico o círculos.
Cristales de celestina, sulfato de estroncio, formando abanicos en las cavidades de algunas calizas.
Salir al campo, aunque
sea visitar una cantera abandonada, siempre me invita a observar lo
que nos rodea. Dejando de lado la variada y sorprendente floración
primaveral, me detengo en unos montones de ladrillos rojos mal
cocidos y rotos que alguien dejó en algunos puntos, junto al camino,
con la más que probable intención de fragmentarlos con la pala
excavadora para cubrir los caminos por donde transitaban las
máquinas, dándoles así compacidad y evitando el pegajoso barro de
las lluvias.
Aspecto oqueroso de una cerámica sobrepasada de temperatura en horno.
Algunos de estos elementos para la construcción están
sobrepasados de temperatura en el horno, se han deformado y
ennegrecido, en algunos casos transformado en materia oquerosa o
recubierto de un vitirficado de formas caprichosas.
El color rojo ha pasado a violáceo y la superficie se ha llenado de burbujas por sobre exposición al calor en el horno.
También me ha llamado la
atención una voluta fósil de Cerythium Giganteum, arrastrada por
las lluvias.
Voluta de Cerythium giganteum, Aspe. calizas de foraminíferos. Eoceno Medio.
He podido ver filoncillos
de yeso fibroso, de en torno a un centímetro de espesor, a veces muy
brillantes, y otros rellenados por óxido de hierro en las calizas,
que presentan una estructura de lineas rectas y paralelas.
Filoncillos de yeso en las margas. Aspe.
Calizas tableadas en el fondo de una torrentera. aspe.
La
disyunción de las rocas es a veces muy didáctica, formando ángulos
bien definidos en placas de calizas blancas o de hábito columnar en
calizas grises.
Yeso especular entre las margas. Aspe.
Calizas margosas grises. disyunción columnar.
Filoncillos de óxido de hierro en las calizas. disposición recta y paralela.
Desde la cantera se
avista el Murón de la Horna, un hito geológico blanco de origen
recifal en medio de la llanura fértil y salpicada de casas de campo,
con un poblado de la Edad del Bronce del mismo nombre, y la cima
apenas asomando del Peñón de la Ofra, una zona más umbría y con
vegetación abundante.
Murón de La Horna, Aspe. Poblado del Bronce.
Cima del Peñón de la Ofra, Aspe.
Ahora diluiré en agua
las muestras después de tamizarlas, las decantaré sucesivas veces
para ir eliminando el exceso de agua y, una vez en el punto de secado
adecuado, realizaré pruebas de elaboración de cerámica a mano y a
torno para verificar su color y comportamiento. Una buena excusa para
combinar el trabajo del taller con el siempre grato momento de salir
un domingo al campo en busca de arcillas diferentes.
Calizas con foraminíferos de Aspe.
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