Pervivencia formal: éxito funcional y tradición. Jarras polilobuladas.
Cuando una forma cerámica pervive en el tiempo es porque supone un éxito funcional. a este primer factor se suma la estética, factor más efímero, y que se encuadra en la idea de tradición con personalidad propia.
Un ejemplo en nuestra alfarería popular: la cantarella, también denominada jarra de estudiante en Andújar, jarrita polilobulada para beber agua que servía de tapón al cántaro, de vaso donde recoger el agua que de éste se vertía, y con picos o lóbulos que permitían su uso por distintas personas sin tener que beber del mismo pico.
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Cantarellas de Agost y de Vera. |
El barro, poroso, sin vidriar, permitía refrescar el agua y tenía poco peso para hacer más cómodo su uso.
Presentamos una pieza del siglo XVII procedente de Guardamar que se conserva en el Museo Arqueológico de Alicante.
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Jarra de Guardamar. Museo Arqueológico de Alicante. |
Una pieza similar, aunque barnizada y decorada, en un conocido bodegón barroco de Luis Egidio Meléndez, y ejemplares contemporáneos de Agost y de Vera (en este caso replicado en Sorbas). La forma se producía también en Alhabia, Almería, y en La Rambla de Córdoba. Al menos ha perdurado tres siglos, y quién sabe cuántos más si no fuese por la producción industrial.
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Bodegón de Luis Egidio Meléndez. Alcarraza. |
Otras denominaciones son jarra mora, jarra de picos (cuatro en Vera, cinco en Agost), o, más ambigua, alcarraza,según el título del óleo citado.
Otras veces la pervivencia es estética, ligada a un estilo con personalidad acusada, sin valor funcional. Me ha llamado la atención la expresividad de las cabezas de las figuras a torno de la Illa Plana de Ibiza, que recuerdan ciertas producciones tradicionales tunecinas. Hay un parentesco estético de sabor púnico. En su origen, a su vez, antiquísimas influencias de terracotas antropomorfas chipriotas.
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Terracota púnica de Ibiza. |
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Terracota de S'Illa Plana, Ibiza. |
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Cerámica tunecina contemporánea. |
Veremos en otra entrada cómo cuando esa fórmula decorativa resulta de un gesto técnico relativamente sencillo, como la adición de unas líneas básicas para configurar un rostro, o el ahuecado de la cabeza logrado cerrando la pieza al torno, culturas muy alejadas entre sí presentan paralelos formales, porque prevalece la facilidad de la solución técnica.
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