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miércoles, 25 de marzo de 2020

ISpanYa, la costa de los fundidores de plata. Fenicios en Tartessos.




ISpanYa, la costa de los fundidores de plata. Fenicios en Tartessos.


Por Juan Antonio Pérez Meca.

Galena argentífera.

El presente artículo es una breve síntesis divulgativa del estado de la cuestión sobre la producción de plata en el momento de la llegada de los fenicios a territorio tartésico.

La metalurgia fenicia de la plata no puede analizarse, para la Península ibérica, sino en términos de un debate abierto en función de las evidencias arqueológicas que arrojen luz sobre la incidencia real del fenómeno colonial sobre el conocimiento que del proceso metalúrgico y sus técnicas tuvieron los metalúrgicos indígenas.
Parece aceptable dar por cierto que quienes asumieron el riesgo de largas navegaciones en busca de la plata tartésica otorgasen valor al conocimiento de los procesos extractivos y de fundición que estaba a su alcance en áreas del oriente donde desarrollaban por generaciones su comercio, así como a aquel otro atesorado por generaciones de fundidores indígenas que explotaban zonas extraordinariamente ricas en metales.
A finales de la edad del bronce la metalurgia del cobre, fruto de una larga tradición desde el calcolítico, y la de su aleación con el estaño, alcanzaba cotas comparables a las de otras zonas del Mediterráneo por su calidad.
El mundo argárico del sureste peninsular precedía a la excelencia del florecimiento de la metalurgia del bronce en el área en torno a la faja pirítica del suroeste. Una minería basada en la explotación de filones de los bien reconocibles carbonatos de cobre, con sus coloraciones verdes y azules, y el proceso de reducción del mineral, primero seleccionado y limpio de gangas, y luego molido, constituían los pilares del proceso.

La tumba del prospector de plata.

Pero, ¿y la plata? Los objetos argáricos de plata más característicos son de adorno personal: anillos, aretes, pendientes, pulseras, diademas y cuentas de collar, y se suelen encontrar en tumbas.
Estas líneas tratan de responder a cómo se obtenía esa plata en el mundo argárico, de qué minerales, y con qué técnicas, como un conocimiento previo y necesario para comprender la aportación fenicia a la metalurgia de la plata.
Los yacimientos argáricos aparecen diseminados por el sureste peninsular ocupando algunas de las zonas más ricas en plomo y plata. Es conveniente formularse estas cuestiones desde el análisis previo de las técnicas de obtención del metal blanco.

Piedra con cazoletas y manos de machaqueo de mineral. Museo de Riotinto.

Partimos del proceso. Para fundir plata se pone el mineral molido, junto con un fundente, que puede ser cuarzo, o cal de conchas o huesos, en un crisol refractario, dentro del horno, y se lleva a temperatura de fusión, obteniéndose dos productos: la escoria, es decir, el desecho, y el régulo, que es un botón o bolita de amalgama, compuesta de plata y plomo, junto con otros minerales, cuya presencia se denomina traza. El plomo actúa como aglutinante de la plata. Puede estar presente en el mineral fundido, galenas de plomo argentífero, o añadirse a minerales de plata. Para separar la amalgama se utiliza la copelación, método llamado así por la forma de copa (copela) del vaso en que se realiza. Esta forma tiene su razón de ser en que, además de concentrar el calor, permite adherirse a sus paredes el metal volatilizado. El régulo puesto en la copela se somete de nuevo a la acción del fuego, y a determinada temperatura se separan plata y plomo. Parte del mismo se evapora, y otra parte queda adherida al fondo de la copela en forma de óxidos de plomo, uno de ellos el litargirio. Sobre esta capa queda la plata en estado líquido, vertiéndose al molde. Estos óxidos de plomo, o litargirios, del fondo de la copela, han sido hallados en el pecio fenicio denominado Mazarrrón 2, sumando dos toneladas de peso, más de cuatrocientas tortas, y su destino debió ser llevarlos a explotaciones mineras deficitarias en plomo para copelar plata, circunstancia común a las explotaciones argentíferas del suroeste. El litargiro es un óxido de plomo que aparece también de forma natural como mineral secundario en los yacimientos e plomo, junto a la masicotita.

Crisol. Museo de Riotinto.

De Rocío Izquierdo Montes, en su trabajo Sobre la copelación de la plata en el mundo tartésico, que centra su estudio en el área del suroeste, es decir, Riotinto como el gran centro productor tartésico y otros (como las sierras onubenses del Andévalo, junto a los de Aznalcóllar, Guadalcanal, y Cazalla, en Sevilla, y los cacereños de Plasenzuela y La Motilla), tomamos algunas referencias.
Esta autora describe el proceso siguiendo a Fernández Jurado, y estudia los tipos de copelas y de hornos.
¿Como era la copela? Siguiendo a Izquierdo, un tipo de copela descrita por un orfebre en el siglo XVI se prepararía con una pasta de huesos quemados, cal y agua, envolviendo la amalgama, que se apelmazaría en una especie de coladores de cerámica con orificios (del tipo de los aparecidos en el Cabezo Pequeño del estaño), si bien su función no está clara, atribuyéndole los excavadores de este yacimiento la de concentrar el calor .
Otras copelas, de las que una docena conteniendo plomo adherido interiormente se recogieron en la excavación de Monte Romero, en Almonaster, serían vasos cerámicos oblongos con borde engrosado.
El horno parece que debió ser similar a las fraguas de herrero, un hogar simple alimentado por carbón vegetal nutrido de oxígeno mediante uno o más fuelles conectado a unas toberas de cerámica.

Corta de la Peña del Hierro, Nerva, Huelva.


Una de las cuestiones debatidas por los especialistas es si conocían los habitantes del Argar la técnica de la copelación. Se han documentado más de setecientos objetos de plata de la cultura argárica del Bronce Medio, la mayor parte en la cuenca del río Vera. Pero no se han encontrado evidencias de copelación en esta zona para esas cronologías.
Es cierto que la propia actividad minera destruye de un modo muy significativo los restos arqueológicos de explotaciones mineras más antiguas, cuando la abundancia del mineral hace de su explotación una actividad prolongada durante siglos. Parece impensable localizar hoy en una de las grandes cortas mineras a cielo abierto, a menudo encuadradas sobre la superificie de antiguas minas de interior, o entre barrancos salpicados de antiguas escombreras, los humildes restos de una pequeña actividad metalúrgica de hace casi cuatro milenios. Incluso el reaprovechamiento de escombreras antiguas ha sido práctica común conforme han ido avanzando las posibilidades técnicas de extraer metal de lo desechado por otros antes.

Muestra del gossan de Peña del Hierro, Nerva, Huelva.

Esa abundancia de objetos de plata argárica, frente a su escasez en zonas productoras como el suroeste de objetos argénteos de esa cronología, se ha explicado tradicionalmente por la relativa abundancia de plata nativa y cloruros de plata de fácil laboreo en el sureste de la Península Ibérica. Decía Siret que Las Herrerías, junto a su casa, era la mayor concentración de plata nativa de la Península Ibérica. Aun hasta hace unos años, en que se soterró con escombros la corta Santa Matilde, se extraían de ella platas nativas. Es decir, el uso de plata nativa en la Edad del Bronce ibérica se había deducido principalmente por la falta de evidencias de copelación (La plata de la Cultura de El Argar del Sur de la Península Ibérica: una primera aproximación a su producción y distribución. (Bartelheim, Contreras, Moreno, Murillo-Barroso, Pernicka.)


Capacho de cargar mineral. Museo Arqueológico de Murcia.

En La Unión, en la sierra de Cartagena, la minería del siglo XIX buscaba los conocidos por los mineros como blanquetes, bolsadas de arcilla muy ricas en cloruros de plata. El hallazgo de una de estas bolsadas en el Cabezo Rajao supuso el renacimiento de las viejas explotaciones romanas.
Sin la técnica de copelación no podía extraerse plata de minerales complejos. Y la galena argentífera es un mineral excepcionalmente abundante en varias zonas de la Península Ibérica. Sin ir más lejos, junto a las Herrerías, en Almería, el descubrimiento del formidable filón de plomo argentífero del Jaroso fue el responsable del desarrollo económico de esa zona durante decenios.
Los resultados de los análisis de elementos traza (esos minerales secundarios que aparecen en ínfima proporción) de una serie de objetos de plata de varios yacimientos argáricos han suministrado por primera vez una evidencia del uso de plata nativa.

Crisol. Museo Arqueológico de Ciudad Real.

Por otra parte, los proyectos arqueológicos recientes basados en análisis de los isótopos de plomo de estos objetos argáricos parecen probar que la plata de la mayoría de ellos no procede de ninguno de los distritos mineros mejor caracterizados, y aun relativizando las limitaciones del método (escasez de la muestra, muy centrada en el cobre para alear bronce, y la cuestión de las aleaciones de reciclado) , nos conduce a una mayor complejidad del análisis donde el tráfico de metales adquiere un papel más relevante: “Apuntaríamos un patrón de movilidad del metal con un alto nivel de intercambio en los objetos que forman parte de los ajuares funerarios” (Ignacio Montero-Ruiz y Mercedes Murillo-Barroso, Análisis de la producción y consumo del metal en la sociedad argárica).
Este factor del reprovechamiento por refundición así como el mismo comercio del valioso metal es uno de los factores de distorsión del valor de los análisis de determinación de la procedencia de las menas en los productos a partir de la presencia porcentual de minerales secundarios.
Otro factor de distorsión de la cuestión de las cronologías en el conocimiento de la explotación minero metalúrgica sería el hecho citado de la escasez de evidencias antiguas en paisajes mineros explotados ininterrumpidamente: pocos y escasos restos.

Vaso orientalizante. Museo de Riotinto.

Respecto a la copelación de la plata, Blanco y Rothenberg ya en 1981 defendieron el conocimiento de esta técnica antes de la llegada de los fenicios. En su hipótesis continuista la metalurgia de Tartessos era heredera de la megalítica del suroeste y de la argárica del sureste. El problema era la falta de evidencias de dichos conocimientos metalúrgicos en época pretartésica.
.Indudablemente, los datos arqueológicos demuestran que se producía plata durante el Bronce Pleno, y, al igual que lo dicho para el Argar, aparecen objetos de plata de adorno personal en tumbas del horizonte de las cistas del Suroeste.
Igualmente, por la misma época se documentan restos de actividad metalúrgica que se han interpretado como producto del beneficio de la plata ( Pérez Macías).
Para unos, como Pérez Macías, los territorios del Suroeste habrían conocido la copelación como técnica extractiva de dicho metal, al igual que los argáricos (Harrison).
Otros autores, por contra, sostienen que se trataba de plata nativa o bien obtenida de minerales fácilmente beneficiables sin necesidad de copelación, y ello en ambas zonas productoras.
Para la hipótesis continuista no serían los fenicios quienes introdujeron la técnica de la copelación de la plata en Tartessos, En esta línea, J.A. Pérez Macías (1995) afirma que se aplicaba la copelación para beneficiar minerales de plata antes de la llegada de los fenicios, remontándola a plena Edad del Bronce. Los fenicios habrían tenido noticias de navegantes de la plata de Tartessos desde época micénica, lo que alentaría su búsqueda y la organización de una red de producción y comercial que alcanzó un nivel industrial en el Período Orientalizante.. De esta manera, la copelación se presenta como una de tantas innovaciones que llegan de la mano de los fenicios a Tartessos.

Cerámica polícroma orientalizante. Museo de Ciudad Real.

Quizás las hipótesis no debieran formularse exclusivamente al amparo de las evidencias arqueológicas conocidas, máxime por la dificultad de su conservación, sino también desde la lógica que asocia determinados productos metálicos para cronologías concretas a yacimientos de mineral de gran relevancia próximos a asentamientos, a la espera de constatar la actividad minera por evidencias arqueológicas. Por ejemplo, resulta impensable que en el Cabezo de la Fuente, o de la Mina, en Santomera, Murcia, donde se encuentra un poblado argárico sobre la misma mina de cobre, único yacimiento de este metal en muchos kilómetros a la redonda, se descartase la explotación en esas cronologías por falta de evidencias arqueológicas.
El asentamiento fenicio de Baria, Villaricos, datado en el s. VIII a.d.C., está pegado literalmente a la mayor masa de cloruros de plata y plata nativa de la península, las Herrerías, hoy soterrada la corta, por cierto, y al pie de la Sierra Almagrera, un verdadero emporio de galena argentífera. Abdera es de esa cronología, y es el acceso costero natural, a las grandes minas de galena argentífera que salpican la sierra de Gádor y Lújar, cuya Loma del Sueño es un cúmulo mítico de mineral de plomo argentífero.

Recipiente de alabastro.

Sabemos que los fenicios están asentados y diseminados a lo largo de la costa desde el siglo octavo a.C., desde el Algarve hasta la desembocadura del Segura.
Recientemente dos importantes hallazgos han alentado la investigacion arqueometalúrgica fenicia: el pecio de Mazarrón, cargado de lingotes de litargirio, y la excavación de un taller metalúrgico completo en la desembocadura del río Segura, el Cabezo Pequeño del Estaño, muy cerca de La Fonteta, donde hay galena desde su momento inicial, el siglo VIII a.d.C. También el propio taller del Cabezo del Estaño ha proporcionado un fragmento de galena y probablemente supondrá una interesante aportación al conocimiento de los procesos. La distancia en barco de cabotaje entre la desembocadura del Segura, y el descargadero natural de las minas de La Unión, el viejo Portus Magnus, Portman, es corta.

Fundiendo plata.

Por otra parte, aunque los fenicios ni eran mineros ni metalúrgicos, accedían sin duda a un amplio conocimiento en todo aquello útil a sus intereses comerciales. Las explotaciones de plomo y de plata como su valioso subproducto tenían una tradición milenaria en Oriente próximo, en Anatolia, donde se han encontrado evidencias en forma de litargirio. Según las escorias de aquellos primeros procesos, debieron explotar óxidos y carbonatos de plata de las monteras de alteración de los yacimientos de sulfuros, es decir, no las galenas argentíferas, sino minerales más superficiales, especialmente la cerusita. Quizá por ello no se han hallado pruebas de que en torno al primer milenio a.d.C. se conociera en Oriente el proceso de obtención de plata a partir de la galena argentífera, es decir, la copelación. Por otra parte, la carga de lingotes de litargirio del pecio de Mazarrón, la presencia de galena en el Cabezo del plomo del propio Mazarrón, o las ya citaf¡das evidencias de este mineral en ma¡ambos yacimientos de Guardamar atestiguan que en el siglo VIII a. d. C. los fenicios copelaban la plata en occidente.

Galena argentífera de la Berja, sierra de Gádor, Almería.

La publicación “Las metalurgias fenicias en el Mediterráneo”, de Martina Renzi y Salvador Rovira, aporta una respuesta desde el mismo proceso que parece aconsejar plantear la cuestión del conocimiento de la copelación por los fenicios en otros términos. La tostación, como primer paso en el proceso de la obtención de plata, al eliminar el azufre, transformaría la galena en óxido de plomo, con lo que la subsiguiente reducción tendría en el crisol el mismo material que si se hubiese partido de, por ejemplo, cerusita. No son dos procesos separados, sino uno con dos fases, desprendiéndose el gas sulfuroso entre los 500 y 600 grados de manera que cuando el mineral llega a la cámara de reducción se ha oxidado y convertido en buena parte en carbonato de plomo.
Estos autores entienden que hacia el Bronce Final se constata beneficio de la plata por copelación en la Corta Lago, en Riotinto. Es decir, se copelaba plata en Tartessos antes de aparecer el influjo fenicio. Y ello a partir de dos mineralizaciones superficiales: la jarosita argentífera, presente en el gossan ferrífero, y a partir del gossan cuproargentífero.

Proceso de fundición artesanal.

La copelación se habría introducido en suelo tartésico dentro de esa etapa mal conocida que es la Precolonización. El conocimiento previo de los indígenas para extraer minerales cupriferos y fundir cobre sería un factor esencial. Conocían bien estas monteras rojas de gossan ricas en metales.
La aportación tecnológica fenicia habría sido doble: el horno metalúrgico, y el uso del litargirio como captador de la plata, para separarla del plomo. Sin esa tecnología la reducción del gossan no daría plata. Esa sería la repuesta a la carga del pecio de Mazarrón, el uso del litargirio como captador, al igual que opera el mercurio en la extración del oro. Si fue la experiencia empírica de los fundidores nativos, si fue la difusión de nuevos conocimientos derivados de la explotación de las minas de Laurión, en Grecia, donde ya se copela plata en el siglo IX, no lo sabemos.
En las sierras plumbíferas de Murcia y Almería la explotación de sus ricos filones de galena argentífera continuará durante siglos bajo la influencia púnica o el poder romano,
así como en Sierra Morena, con el valle de Alcudia y Castulo como proveedores de
plata a Roma.


Bibliografia básica:

Análisis de la producción y consumo del metal en la sociedad argárica. Ignacio Montero-Ruiz y Mercedes Murillo-Barroso,
La plata de la Cultura de El Argar del Sur de la Península Ibérica: una primera aproximación a su producción y distribución. (Bartelheim, Contreras, Moreno, Murillo-Barroso, Pernicka.)
Análisis de la producción y consumo del metal en la sociedad argárica. Ignacio Montero-Ruiz y Mercedes Murillo-Barroso,
Las metalurgias fenicias en el Mediterráneo, Martina Renzi y Salvador Rovira Llorens, Phicaria.
Sobre la copelación de la plata en el mundo tartésico. Rocío Izquierdo Montes
La metalurgia fenicia en Abdera durante el primer milenio a.C. Susana Carpintero Lozano.
Metalurgia fenicia en el sureste ibérico:el taller del Cabezo Pequeño del Estaño. Prados, García Menárguez, Jiménez Vialás.Complutum
Pico del Oro,( Tharsis, Huelva). Contra argumentos sobre la crisis metalúrgica tartésica. Pérez Macías, Juan Aurelio.
Minas españolas de plomo, De la galena argentífera a la minería del plomo-cinc. Juan Antonio Pérez Meca, Arqueoceramica.
La plata argárica. Juan Antonio Pérez Meca, Arqueoceramica.


sábado, 18 de agosto de 2018

Algunas cerámicas del oppidum galorromano de Ensérune. La necrópolis








Cerámica de Gnathia.


Algunas cerámicas del oppidum galorromano de Ensérune. La necrópolis. (Ensérune, segunda parte).
Por Juan Antonio Pérez Meca.

Fragmentos de cerámica ática de figuras rojas.


Como continuación al artículo sobre objetos de la vida cotidiana en Ensérune, queremos dedicar mejor atención a las colecciones cerámicas. Ya hemos afirmado que las colecciones de los ajuares cerámicos de la segunda planta asombran al visitante por su riqueza, cantidad y calidad.


Cílica de Ensérune.

Son muchísimos los vasos, especialmente los de importación. También encontramos producciones locales, a mano y a torno, destacando las amarillentas (pasta clara) decoradas muy esquemáticamente con trazos rojizos, propias de la comarca de Hérault.

Balsamarios romanos.

Cerámica de pasta clara propia de Hérault, con cronología de un siglo a partir de 350 a. C.

Pasta clara heraultense.

 Coetáneas, importaciones ibéricas, grises catalanas, ibéricas decoradas sencillas, y vasos de imitación indígena.

Urnas ibéricas importadas a Languedoc.

Vaso de imitación local.

Cerámica ibérica geométrica en Languedoc.

Entre los siglos VIII y V a. d. C., poblaciones semi nómadas del sur de Francia se agrupan sobre sitios en altura (oppida). A la vez, refuerzan sus relaciones comerciales con griegos, etruscos e iberos. Se acompaña este fenómeno de una mejor estructura urbana y de la necesidad de protegerse, fortificándose los poblados a partir del siglo V.

Cerámica gris gala.
Cerámica local gris. Ensérune.

Jarrita gris catalana.

La cerámica del yacimiento es el espejo de su evolución. De entre las producciones griegas las más antiguas son jónicas y foceas de los siglos VII y VI. Pero las más destacadas, además de las áticas (con muestras del estilo de Kerch), las suritálicas de Apulia, siendo el estilo de Gnathia (el lugar donde primero se caracterizó este estilo) el predominante, abundando aquí sobre todo la forma kántharos, de la que se conservan numerosos ejemplares empleados como urnas cinerarias.

Khántaros apulo.

Estas producciones a veces son ácromas y otras sobrepintadas en rojo, blanco o amarillo, y sirvieron a partir del último tercio del siglo IV como objetos de prestigio a las élites indígenas, signos de una cultura helenizada y asimilada. Aunque esta producción sigue la tipología ática, evolucionó hasta alcanzar su propia personalidad, a menudo con cuerpo gallonado, con decoraciones de finas orlas pintadas con motivos vegetales, siendo las características decoraciones de pendici occidentali una imitación de la beocia decorada con pan de oro.

Restos de dorado sobre una cenefa de hojas de hiedra.

La evolución misma de las producciones griegas está pues bien representada en el museo, las colecciones helenísticas, campanienses, y otras suritálicas son amplias.

Bases estampilladas de páteras y platos campanienses.

Cuencos a molde con relieves y barnizados. Mégara?

Identificada su procedencia, cabe preguntarse cómo llegaron aquí. La bibliografía más reciente recoge, además del papel del emporio de Massalia en la distribución de estas importaciones áticas, reconocido desde antiguo, un nuevo florecimiento de ese comercio masaliota a partir del 480.

Vasos cubilete de Aco, Liguria.

El contexto geográfico donde se documentan estas importaciones se centra desde Hérault al oeste y sur, donde un gran número de vasos han aparecido en yacimientos como
Bessan-La Monédière, Montlaurès (Narbonne), Pech Maho (Sigean) y Ruscino (Perpignan, Château-Roussillon).

Gris de la costa catalana.

Copita campaniense gallonada.

Imitación de una cílica.

Estampillas en forma de cabeza humana sobre campaniense.

Urna globular céltica.

Tradicionalmente se atribuyó esta riqueza al comercio con Emporion, si bien la investigación contemporánea considera que ese papel, importante sin duda, no pudo ser el de único proveedor de cerámica ática de la zona. Las investigaciones de Rouillard apuntan la existencia de puntos de distribución no mencionados por las fuentes, todavía no localizados, y vinculados a establecimientos indígenas. que se confundirían con los foceos.

Reloj de bolsillo galorromano. Cuadrante solar sobre tiesto de sigillata.

Convivencia de producciones locales a mano con importaciones sofisticadas.

Lecitos ático.

Los ricos ajuares de la necrópolis han permitido además interpretar distintas fases culturales en la vida del poblado.

Vaso apulio utilizado con urna cineraria.

Jarra heraultense utilizada como urna.

Urna globular de cerámica gala.

Se han distinguido varios períodos: el primero y más antiguo, mal estudiado por las remociones clandestinas antiguas, en torno al siglo V, aporta cerámicas áticas de figuras negras y ajuares metálicos latenienses (de La Tènne, yacimiento definitorio de la Edad del Hierro). Se ha interpretado como un período de aculturación parcial a través del contacto comercial, (importaciones áticas, itálicas, ibéricas, de la céltica occidental (Champagne) o central (Suiza, Baviera, Austria) o norditálica (El Tesino) y quizás de la presencia en Ensérune de individuos de estos dominios.


Producciones indígenas a mano.

El segundo grupo, que ocupa una centuria, hasta el último cuarto del siglo IV, con más de doscientas veinte tumbas, repite la presencia de pastas claras indígenas imitando cráteras y oinochoes como urna cineraria, a veces con una copa como tapadera, y junto a los huesos se depositan fíbulas y broches de cinturón. Se interpreta como parte de un fenómeno amplio de absorción cultural definido por la tipología de las armas y ciertas cerámicas, sin solución de continuidad con la fase anterior, haciéndose más densa la relación con los pueblos ibéricos del Languedoc o Cataluña, de lengua común.

Copita de barniz negro y crátera de imitación.

Fragmento de copa ática.

Marca de alfar sobre un dolium. Es de notar el exquisito acabado de la superficie peinada de la vasija.

A partir del final del siglo IV se produce un cambio en las costumbres funerarias, atestiguado por casi doscientas setenta tumbas. El vaso osario, a menudo crátera de barniz negro, ya no aparece solo en la fosa, con él se depositan ajuares cerámicos de hasta una docena de piezas intactas, con restos de ofrendas alimenticias no quemados.

Importaciones de Gnathia, con predominio de las formas Khántaroi.

Reducción parcial en el barniz negro de un vaso apulo.



Riqueza y variedad de las importaciones italiotas.

 A partir de 380, la cerámica decorada tiende a desaparecer, especialmente la de figuras rojas. Sobre la segunda mitad del siglo IV no se encuentran más que cerámicas lisas de barniz negro.

Cenefa decorativa vegetal.

Cenefa de hojas simétricas.

La mitad inferior de la vasija suele ser gallonada.

                    La decoración es muy esquemática, con motivos vegetales en blanco  o amarillo.


A pesar de su sencillez, destaca su delicadeza sobre el barniz negro.

Además, ahora la panoplia del guerrero es rica, completa, con espadas, umbos, cadenas, puntas de lanza, fíbulas... Este período marcaría una mayor influencia de los pueblos célticos occidentales, que en los materiales queda reflejada por las imitaciones y adaptaciones del artesanado local.

La decoración campaniense suele constar de unos pequeños sellos en el centro y surcos concéntricos de ruedecilla.
Detalle de uno de los vasos más representativos de producción gala. Las decoraciones recuerdan motivos de la cerámica numantina,.

Forma Dragendorff 29 en terra sigillata. La llegada de producciones industriales romanas a molde, del taller de La Grauffesenque, en Millau, homogeneizó los ajuares de mesa en todo el imperio.

Copa carenada romana de paredes finas con asa extremadamente delicada.

Jarrita.

Cubilete alto del estilo de Aco con aplicaciones plásticas de marcado acento celta.

Las cerámicas comunes, a menudo con formas muy funcionales y exentas de decoración, dificultan su adscripción cultural.

Lucerna helenística.

Lucerna de orejas.

Lucernas helenísticas y romanas republicanas.

Lucernas.

Lucerna romana altoimperial.

La producción romana de lucernas y sus imitaciones por talleres locales acabó con las importaciones de la Magna Grecia.

Terra sigillata en Ensérune.

Este tipo de oppidum, asentamiento sobre una elevación natural, cabeza del territorio circundante en todos los órdenes, y típico de los asentamientos galos meridionales, presenta una sociedad abierta a las influencias exteriores, griegas, itálicas, ibéricas, centroeuropeas, aun conservando sus rasgos culturales locales. Estas gentes hablaban y escribían exclusivamente la lengua ibérica. Las inscripciones en esta lengua no aparecen sólo sobre fragmentos importados del taller de Rosas (talleres muy presentes en el yacimiento) , sino también sobre cerámicas áticas o importaciones norditálicas de barniz negro.

Plato de pescado de barniz negro, con sus característicos umbo y borde vuelto.

Vasitos de pasta gris.

Las cerámicas halladas en este yacimiento, de entre los siglos VII al I, muestran prácticamente todas las producciones importantes del Mediterráneo, e incluyen un número destacado de obras maestras, como las cráteras de Thericles o la copa atribuida a Meidias.

Elegante crátera Thericlea o del estilo de Thericles.

Thericles fue un alfarero corintio que, citado por varios autores clásicos (Teopompo, Eubulo) torneó a la perfección una forma de crátera honda de negro y muy brillante barniz decorada con hojas de hiedra, dando su nombre a las cráteras Thericleas.

Amazonomaquia. crátera ätica de figuras rojas del estilo llamado de herch o Kercht, en Ucrania.

 El pintor de Midias o Meidias es, según la historiografía, un pintor de vasos áticos de estilo florido de en torno al final del siglo V.

Una hermosa copa ( kylix o cílica) representa a Apolo cruzando el mar sobre un grifo.

Cílica de Cefalé y Procris.

Queremos presentar un ejemplo de lectura de una incompleta cílica ática del Museo, representando a Céfalo y Procris. Céfalo y Procris, hija del rey de Atenas, se desposaron. El quiso probar la fidelidad de ella haciéndose pasar por un seductor extranjero que la colmaba de regalos. Procris cedió, y él le descubrio la trampa. Ella partió para Creta, donde la diosa Artemisa le regaló un perro y una jabalina mágica. Procris volvió y sedujo a su esposo haciéndose pasar por una joven doncella que le traía tan raros presentes. Habiendo sido pues los dos infieles, se reconciliaron.

Dorso de la Kylix de Procris y Cefalé.

Surgieron de nuevo celos en ella al pensar que el joven Céfalo salía de cacería a menudo para verse con Eos, la Aurora. Decidió espiarlo una noche, pero él, al oir las ramas donde se ocultaba ella en el bosque, y confundiéndola con una presa, lanzó la jabalina y la mató. Desterrado de por vida por el Areópago, y perseguido por el fantasma de Procris, se quitó la vida arrojándose al mar.

Fragmento de scifo decorado con palmeta en blanco.

Sello alfarero sobre una tegula.

Urnita gris con restos óseos.
Platos de pescado.



Sítula etrusca.

Pixide o pixys con su tapadera.

Nos dice una autora que la helenización de las élites de Ensérune no debió alcanzar este grado de de refinamiento cultural, y que el mero hecho de adquirir estas piezas tan bellas en vida, más por su forma que por su concreta decoración, vincularlas a la fiesta o simposium, un uso social lúdico, y reservarlas para el ajuar fúnebre, sería lo habitual.





Oxybaphos, una variante de asas cortas y altas.

Por todo ello, la visita a este yacimiento es una magnífica elección para el viajero.

Urna de producción local. Cerámica de pasta clara de Hérault.



Bibliografía
Dubosse. Ensérune. Les céramiques grecques et de type grec dans leurs contextes (VIe-IVe s. av.n.é.)
Martine Schwaller .Ensérune. Collection Guides Archéologiques de la France.
Daniela Ugolini, Christian Olive. La céramique attique de Béziers (VIe-IVe s.).
Jules Formigé. L´oppidum d´Ensérune.
René Menard. El trabajo en la Antiguedad.