sábado, 18 de agosto de 2018

Algunas cerámicas del oppidum galorromano de Ensérune. La necrópolis








Cerámica de Gnathia.


Algunas cerámicas del oppidum galorromano de Ensérune. La necrópolis. (Ensérune, segunda parte).
Por Juan Antonio Pérez Meca.

Fragmentos de cerámica ática de figuras rojas.


Como continuación al artículo sobre objetos de la vida cotidiana en Ensérune, queremos dedicar mejor atención a las colecciones cerámicas. Ya hemos afirmado que las colecciones de los ajuares cerámicos de la segunda planta asombran al visitante por su riqueza, cantidad y calidad.


Cílica de Ensérune.

Son muchísimos los vasos, especialmente los de importación. También encontramos producciones locales, a mano y a torno, destacando las amarillentas (pasta clara) decoradas muy esquemáticamente con trazos rojizos, propias de la comarca de Hérault.

Balsamarios romanos.

Cerámica de pasta clara propia de Hérault, con cronología de un siglo a partir de 350 a. C.

Pasta clara heraultense.

 Coetáneas, importaciones ibéricas, grises catalanas, ibéricas decoradas sencillas, y vasos de imitación indígena.

Urnas ibéricas importadas a Languedoc.

Vaso de imitación local.

Cerámica ibérica geométrica en Languedoc.

Entre los siglos VIII y V a. d. C., poblaciones semi nómadas del sur de Francia se agrupan sobre sitios en altura (oppida). A la vez, refuerzan sus relaciones comerciales con griegos, etruscos e iberos. Se acompaña este fenómeno de una mejor estructura urbana y de la necesidad de protegerse, fortificándose los poblados a partir del siglo V.

Cerámica gris gala.
Cerámica local gris. Ensérune.

Jarrita gris catalana.

La cerámica del yacimiento es el espejo de su evolución. De entre las producciones griegas las más antiguas son jónicas y foceas de los siglos VII y VI. Pero las más destacadas, además de las áticas (con muestras del estilo de Kerch), las suritálicas de Apulia, siendo el estilo de Gnathia (el lugar donde primero se caracterizó este estilo) el predominante, abundando aquí sobre todo la forma kántharos, de la que se conservan numerosos ejemplares empleados como urnas cinerarias.

Khántaros apulo.

Estas producciones a veces son ácromas y otras sobrepintadas en rojo, blanco o amarillo, y sirvieron a partir del último tercio del siglo IV como objetos de prestigio a las élites indígenas, signos de una cultura helenizada y asimilada. Aunque esta producción sigue la tipología ática, evolucionó hasta alcanzar su propia personalidad, a menudo con cuerpo gallonado, con decoraciones de finas orlas pintadas con motivos vegetales, siendo las características decoraciones de pendici occidentali una imitación de la beocia decorada con pan de oro.

Restos de dorado sobre una cenefa de hojas de hiedra.

La evolución misma de las producciones griegas está pues bien representada en el museo, las colecciones helenísticas, campanienses, y otras suritálicas son amplias.

Bases estampilladas de páteras y platos campanienses.

Cuencos a molde con relieves y barnizados. Mégara?

Identificada su procedencia, cabe preguntarse cómo llegaron aquí. La bibliografía más reciente recoge, además del papel del emporio de Massalia en la distribución de estas importaciones áticas, reconocido desde antiguo, un nuevo florecimiento de ese comercio masaliota a partir del 480.

Vasos cubilete de Aco, Liguria.

El contexto geográfico donde se documentan estas importaciones se centra desde Hérault al oeste y sur, donde un gran número de vasos han aparecido en yacimientos como
Bessan-La Monédière, Montlaurès (Narbonne), Pech Maho (Sigean) y Ruscino (Perpignan, Château-Roussillon).

Gris de la costa catalana.

Copita campaniense gallonada.

Imitación de una cílica.

Estampillas en forma de cabeza humana sobre campaniense.

Urna globular céltica.

Tradicionalmente se atribuyó esta riqueza al comercio con Emporion, si bien la investigación contemporánea considera que ese papel, importante sin duda, no pudo ser el de único proveedor de cerámica ática de la zona. Las investigaciones de Rouillard apuntan la existencia de puntos de distribución no mencionados por las fuentes, todavía no localizados, y vinculados a establecimientos indígenas. que se confundirían con los foceos.

Reloj de bolsillo galorromano. Cuadrante solar sobre tiesto de sigillata.

Convivencia de producciones locales a mano con importaciones sofisticadas.

Lecitos ático.

Los ricos ajuares de la necrópolis han permitido además interpretar distintas fases culturales en la vida del poblado.

Vaso apulio utilizado con urna cineraria.

Jarra heraultense utilizada como urna.

Urna globular de cerámica gala.

Se han distinguido varios períodos: el primero y más antiguo, mal estudiado por las remociones clandestinas antiguas, en torno al siglo V, aporta cerámicas áticas de figuras negras y ajuares metálicos latenienses (de La Tènne, yacimiento definitorio de la Edad del Hierro). Se ha interpretado como un período de aculturación parcial a través del contacto comercial, (importaciones áticas, itálicas, ibéricas, de la céltica occidental (Champagne) o central (Suiza, Baviera, Austria) o norditálica (El Tesino) y quizás de la presencia en Ensérune de individuos de estos dominios.


Producciones indígenas a mano.

El segundo grupo, que ocupa una centuria, hasta el último cuarto del siglo IV, con más de doscientas veinte tumbas, repite la presencia de pastas claras indígenas imitando cráteras y oinochoes como urna cineraria, a veces con una copa como tapadera, y junto a los huesos se depositan fíbulas y broches de cinturón. Se interpreta como parte de un fenómeno amplio de absorción cultural definido por la tipología de las armas y ciertas cerámicas, sin solución de continuidad con la fase anterior, haciéndose más densa la relación con los pueblos ibéricos del Languedoc o Cataluña, de lengua común.

Copita de barniz negro y crátera de imitación.

Fragmento de copa ática.

Marca de alfar sobre un dolium. Es de notar el exquisito acabado de la superficie peinada de la vasija.

A partir del final del siglo IV se produce un cambio en las costumbres funerarias, atestiguado por casi doscientas setenta tumbas. El vaso osario, a menudo crátera de barniz negro, ya no aparece solo en la fosa, con él se depositan ajuares cerámicos de hasta una docena de piezas intactas, con restos de ofrendas alimenticias no quemados.

Importaciones de Gnathia, con predominio de las formas Khántaroi.

Reducción parcial en el barniz negro de un vaso apulo.



Riqueza y variedad de las importaciones italiotas.

 A partir de 380, la cerámica decorada tiende a desaparecer, especialmente la de figuras rojas. Sobre la segunda mitad del siglo IV no se encuentran más que cerámicas lisas de barniz negro.

Cenefa decorativa vegetal.

Cenefa de hojas simétricas.

La mitad inferior de la vasija suele ser gallonada.

                    La decoración es muy esquemática, con motivos vegetales en blanco  o amarillo.


A pesar de su sencillez, destaca su delicadeza sobre el barniz negro.

Además, ahora la panoplia del guerrero es rica, completa, con espadas, umbos, cadenas, puntas de lanza, fíbulas... Este período marcaría una mayor influencia de los pueblos célticos occidentales, que en los materiales queda reflejada por las imitaciones y adaptaciones del artesanado local.

La decoración campaniense suele constar de unos pequeños sellos en el centro y surcos concéntricos de ruedecilla.
Detalle de uno de los vasos más representativos de producción gala. Las decoraciones recuerdan motivos de la cerámica numantina,.

Forma Dragendorff 29 en terra sigillata. La llegada de producciones industriales romanas a molde, del taller de La Grauffesenque, en Millau, homogeneizó los ajuares de mesa en todo el imperio.

Copa carenada romana de paredes finas con asa extremadamente delicada.

Jarrita.

Cubilete alto del estilo de Aco con aplicaciones plásticas de marcado acento celta.

Las cerámicas comunes, a menudo con formas muy funcionales y exentas de decoración, dificultan su adscripción cultural.

Lucerna helenística.

Lucerna de orejas.

Lucernas helenísticas y romanas republicanas.

Lucernas.

Lucerna romana altoimperial.

La producción romana de lucernas y sus imitaciones por talleres locales acabó con las importaciones de la Magna Grecia.

Terra sigillata en Ensérune.

Este tipo de oppidum, asentamiento sobre una elevación natural, cabeza del territorio circundante en todos los órdenes, y típico de los asentamientos galos meridionales, presenta una sociedad abierta a las influencias exteriores, griegas, itálicas, ibéricas, centroeuropeas, aun conservando sus rasgos culturales locales. Estas gentes hablaban y escribían exclusivamente la lengua ibérica. Las inscripciones en esta lengua no aparecen sólo sobre fragmentos importados del taller de Rosas (talleres muy presentes en el yacimiento) , sino también sobre cerámicas áticas o importaciones norditálicas de barniz negro.

Plato de pescado de barniz negro, con sus característicos umbo y borde vuelto.

Vasitos de pasta gris.

Las cerámicas halladas en este yacimiento, de entre los siglos VII al I, muestran prácticamente todas las producciones importantes del Mediterráneo, e incluyen un número destacado de obras maestras, como las cráteras de Thericles o la copa atribuida a Meidias.

Elegante crátera Thericlea o del estilo de Thericles.

Thericles fue un alfarero corintio que, citado por varios autores clásicos (Teopompo, Eubulo) torneó a la perfección una forma de crátera honda de negro y muy brillante barniz decorada con hojas de hiedra, dando su nombre a las cráteras Thericleas.

Amazonomaquia. crátera ätica de figuras rojas del estilo llamado de herch o Kercht, en Ucrania.

 El pintor de Midias o Meidias es, según la historiografía, un pintor de vasos áticos de estilo florido de en torno al final del siglo V.

Una hermosa copa ( kylix o cílica) representa a Apolo cruzando el mar sobre un grifo.

Cílica de Cefalé y Procris.

Queremos presentar un ejemplo de lectura de una incompleta cílica ática del Museo, representando a Céfalo y Procris. Céfalo y Procris, hija del rey de Atenas, se desposaron. El quiso probar la fidelidad de ella haciéndose pasar por un seductor extranjero que la colmaba de regalos. Procris cedió, y él le descubrio la trampa. Ella partió para Creta, donde la diosa Artemisa le regaló un perro y una jabalina mágica. Procris volvió y sedujo a su esposo haciéndose pasar por una joven doncella que le traía tan raros presentes. Habiendo sido pues los dos infieles, se reconciliaron.

Dorso de la Kylix de Procris y Cefalé.

Surgieron de nuevo celos en ella al pensar que el joven Céfalo salía de cacería a menudo para verse con Eos, la Aurora. Decidió espiarlo una noche, pero él, al oir las ramas donde se ocultaba ella en el bosque, y confundiéndola con una presa, lanzó la jabalina y la mató. Desterrado de por vida por el Areópago, y perseguido por el fantasma de Procris, se quitó la vida arrojándose al mar.

Fragmento de scifo decorado con palmeta en blanco.

Sello alfarero sobre una tegula.

Urnita gris con restos óseos.
Platos de pescado.



Sítula etrusca.

Pixide o pixys con su tapadera.

Nos dice una autora que la helenización de las élites de Ensérune no debió alcanzar este grado de de refinamiento cultural, y que el mero hecho de adquirir estas piezas tan bellas en vida, más por su forma que por su concreta decoración, vincularlas a la fiesta o simposium, un uso social lúdico, y reservarlas para el ajuar fúnebre, sería lo habitual.





Oxybaphos, una variante de asas cortas y altas.

Por todo ello, la visita a este yacimiento es una magnífica elección para el viajero.

Urna de producción local. Cerámica de pasta clara de Hérault.



Bibliografía
Dubosse. Ensérune. Les céramiques grecques et de type grec dans leurs contextes (VIe-IVe s. av.n.é.)
Martine Schwaller .Ensérune. Collection Guides Archéologiques de la France.
Daniela Ugolini, Christian Olive. La céramique attique de Béziers (VIe-IVe s.).
Jules Formigé. L´oppidum d´Ensérune.
René Menard. El trabajo en la Antiguedad.