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viernes, 16 de octubre de 2015

La cerámica ibérica de La Alcudia de Elche, una riqueza inagotable como fuente de conocimiento no desvelado.


La cerámica ibérica de La Alcudia de Elche, una  riqueza inagotable como fuente de conocimiento no desvelado.

La Alcudia de Elche, solar ibérico que luego llamaron Illici los romanos, ha deparado a la arqueología ibérica muchas riquezas: al abandonarse coincidiendo con la llegada de los árabes a la península, se convirtió en un páramo que encerraba, sin construcciones encima, siglos de ocupación ininterrumpida de una pequeña elevación sobre el fértil terreno circundante, rico en humedales con abundantes caza y pesca.

Plato ibérico de Elche. Decoración geométrica. la cerámica funcional convive en La Alcudia con otras de claro sentido ritual, singulares. Un plato como este puede proceder de muy distintos yacimientos de cronología antigua.

 
Cantera de la nueva y próxima población medieval, la vieja capital contestana, bajo los niveles agrícolas, encerraba la obra más perfecta, bella y representativa de la cultura ancestral ibérica, la Dama, además de otros restos escultóricos del mayor interés. Arqueológicamente se ha destacado esta potencialidad del yacimiento para obtener secuencias estratigráficas completas, al menos de la edad de Hierro.

 Pervivencia del estilo indígena ya en época de la colonia romana.

Sin embargo me parece a mí que no se le ha dado todavía el valor que tiene a la única y singularísima colección de cerámica ibérica. Es cierto que los autores han definido un estilo personal, denominado Elche-Archena, también lo es que en otros cercanos yacimientos contestanos se han hallado cerámicas decoradas en el estilo ilicitano, cuando no del mismo taller de Elche.
Pero considerando el conjunto, la cantidad, variedad, calidad y singularidad, la riqueza del conjunto cerámico está por poner en valor.

Crátera ibérica con cabezas masculinas separadas por serpientes ? entrelazadas.
Un ejemplo de la singularidad de muchas de las piezas cerámicas ilicitanas. ¿A qué nos remite?
 ¿Que está representando?

Alejandro Ramos Folqués consagró su vida de erudito a restaurar y dar a conocer estas espléndidas muestras de la artesanía y del arte ibéricos. Hay muchas de ellas que sobrepasan el concepto de decoración, entendiéndolo como proceso encaminado a embellecer o
hacer atractiva la pieza al destinatario, constituyendo de un lado verdaderas obras de arte, y de otro, el más importante, fuentes de información sobre los aspectos menos conocidos de la cultura ibérica, aspectos que llamaré inmateriales: mitos, creencias, religión, deidades, cultos, ritos, simbolismo.

                                              Deidad alada ibérica de La Alcudia de Elche.
El contenido de la decoración de estos vasos es único y el de mayor calidad formal del arte ibérico.

Es decir, una parte sustancial de la colección de cerámica ibérica de la Alcudia de Elche, que debería tener un reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad, encierra una información no desvelada sobre esos aspectos no materiales pero esenciales de nuestra cultura original, de la misma envergadura que podría suponer el resto de objetos materiales ibéricos dispersos por tantos otros yacimientos, o el desciframiento de su lengua.

                                 Ave con alas desplegadas rodeada de simbolismo vegetal.
Son muy numerosas las representaciones no naturalistas de aves con alas desplegadas. También las hay aparentemente realistas, junto a liebres, peces, conejos.
 La Alcudia de Elche.
  
Es un libro ilegible que sin embargo vemos y tocamos, posiblemente interrelacionado en el conjunto vascular en los desarrollos de temas, fruto de una misma escuela y taller, vinculado con toda probabilidad a los cultos del templo ilicitano, a la religión ibérica en general, y contestana en particular, de gran originalidad, belleza formal y calidad de ejecución.

                                        Danzantes ibéricos de Elche. Liebres correteando entre ellos.

Insistiré recurrentemente en distintos aspectos de este tema en posteriores entradas. El interés por esta parcela del conocimiento de lo ibérico que tan sucintamente reflejan las fuentes clásicas, cercenado además por el escaso progreso en el desciframiento de su escritura, que por otra parte ha de tener un carácter administrativo, comercial o jurídico en la mayor parte de textos epigráficos recuperados, acentúa el valor de disponer de un registro artístico considerable y variado que nos quiere hablar, sin que sepamos entender, de las creencias de un pueblo.

                                 Lobo, carnassier, monstruo del imaginario ibérico. Elche.

Las representaciones numerosas de carniceros, responden a patrones formales y nos remiten a un mundo de creencias que no sabemos descifrar más que en términos especulativos. El mundo mediterráneo ancestral debe subyacer, pero no siempre es evidente, hay mucho de original.

Cabezas ibéricas halladas en contextos cultuales domésticos de La Alcudia (Ramos Fernández, que las da como representaciones de Artemis Bendis).
Obsérvese la figuración del color de los pómulos en una de ellas, fórmula usada en la conocida imagen de La Pepona o Tonta del Bote. 

Citaré a Ramos Fernández y Olmos Romera, entre otros autores, como parte de ese grupo de investigadores que han entendido el valor de lo que afirmamos. El tema es muy amplio y abierto a la interpretación y aportación desde muchos ángulos. Modestamente me limito a presentar, poco a poco en sucesivas entradas, algunas singularidades, observaciones, sugerencias, motivadas por la curiosidad y mi profunda admiración por quienes levantaron en el torno esas impresionantes vasijas, y por quienes las pintaron queriendo expresar tantas ideas y cosas que el tiempo ha borrado, invitando con ello de paso al lector a visitar mi pueblo, y su Alcudia. Vale la pena.

Pintura vascular ibérica de La Alcudia de Elche. jinete a caballo, tema repetitivo en ámbitos ibéricos. la roseta debajo del caballo, ¿decoración o tutela de la divinidad?
Personaje con sagum y encapuchado que precede las honras funerarias del héroe muerto.
La Alcudia de Elche.

Rostrol frontal en terracota aplicada. Cerámica de la Alcudia. De nuevo el recurso a colorear las mejillas. Varios autores han recopilado rostros frontales ibéricos y han buscado desentrañar su sentido.



Cabeza de terracota polícroma aplicada tres veces en un pebetero ibero helenístico de Elche.

                                                        Un pebetero ibérico muy singular.



viernes, 26 de septiembre de 2014

Cerámica ibérica


Cerámica ibérica.


Kalathos, caliciformes y otras formas ibéricas con decoración figurada. Se han usado tres barros y dos pigmentos distintos.
       La cerámica figurada ibérica tiene una personalidad muy acusada. No pretendo explicar lo que los buenos conocedores ya saben, hay muchos estudios, en lo tocante a su simbolismo, en especial en el estilo denominado Elche-Archena. Sí quiero resaltar que estas decoraciones levantinas no se parecen a las de ninguna otra cultura. los geometrismos de la primera época, que perduran en las producciones turdetanas y bastetanas, tienen similitudes con, por ejemplo, grafismos de las producciones chipriotas o micénicas, muchas veces sencillas fórmulas decorativas condicionadas por el soporte, el torno lento o torneta, y el pintar a mano alzada.
Kalathos de La Alcudia con ave explayada en la metopa principal y estrígiles en la banda inferior.
       No es fácil pintar a mano alzada las líneas de óxido de hierro con la finura y elegancia en las curvas, con la precisión en los detalles. se dibuja y se rellena, en esto el óxido de hierro tiene unas características cubrientes óptimas. Pero algunos aspectos influyen notoriamente en la calidad del dibujo, en lo que se refiere a ejecución, no hablo del motivo o del concepto. Estos aspectos son: la curvatura de la pieza, el grado de humedad, la calidad del pincel, la densidad del pigmento y el apoyo del canto de la mano.
Obsérvese la limpieza de las líneas y la elegancia y perfección de las curvas, que se ensanchan en los giros al inclinar el pincel. estos detalles suponen una gran maestría. Bajo el asa aplicada de cordón, imagen de Tanit alada.
Masa de óxido de hierro. Gossan de Nerva.
       La excesiva humedad hará resbalar el pigmento; la pieza demasiado seca no deja correr el pincel. En ambos casos, la variación depende además de la densidad de la pintura, es decir, de la proporción entre el óxido de hierro y el agua, partiendo de un molturado óptimo del pigmento y que esté lo más diluido posible.
Kalathos recién torneado. Pasta bien decantada.
       Una vez torneada la pieza la retorneo para definir el pie y aligerar el peso, generalmente tras al menos doce horas de secado. El retorneado crea estrías horizontales y saltos en la superficie externa de la pieza que deben ser después pulidos. El afilado de la herramienta, en este caso un retorneador contemporáneo, es muy importante, pues si el frente de la cuchilla está curvado por desgaste, será muy difícil igualar la superficie.
Ejecución de las paralelas de diferentes grosores a torneta.
       Las líneas más o menos gruesas, a menudo bandas anchas flanqueadas por líneas, delimitan espacios horizontales en la pieza, metopas, donde se desarrolla una decoración independiente, generalmente centrada en la metopa superior o principal. El uso de la torneta y la habilidad en la sujección y apoyo de las manos es muy importante para obtener líneas precisas y de ancho homogéneo, pues en la superficie hay zonas más pulidas que otras, zonas más secas y menos, y esto condiciona la absorción. Otro factor a tener en cuenta es la capacidad de carga del pincel. El uso de engobes claros sobre el barro tiene dos funciones:  destacar el dibujo, contrastarlo más, y también homogeneizar la superficie, tanto porque rellena saltos no apreciables a veces a la vista, como por conseguir una humedad uniforme en la pieza en el momento de pintar.
Pintando los roleos o espirales ibéricas tan características
La mano alzada precisa de apoyos para trazar espirales mediante el juego de muñeca.
Cerámica ibérica decorada en fase de secado. debe permanecer alejada del sol directo y de un exceso de corrientes de aire.
Orificio de ventilación de un horno eléctrico.
        La cocción requiere alcanzar una temperatura en tono a 950 grados. El color de la terracota será muy uniforme. En las piezas ibéricas originales, cocidas en horno de doble cámara con leña, se producen ahumados, reducciones parciales, variaciones térmicas según el punto del horno y la forma en que está colocada cada pieza, temperaturas sobrepasadas o deficientes, todos los fenómenos propios de un proceso con una aleatoriedad mucho mayor. Sin embargo el resultado suele ser excelente, piezas bien cocidas, arcilla compacta, y un hermoso tono ocre debido a una reducción parcial en la fase final de cerramiento del horno para evitar el choque térmico del enfriamiento que no puede conseguirse en horno eléctrico.
Conjunto de cerámica de inspiración ibérica ya cocida.
Distintas tonalidades de óxidos de hierro en el gossan de Cantera Los Blancos, La Unión.
       El engobe ha humedecido la superficie de este kalathos ilicitano mejorando la calidad de las líneas de pigmento de hierro. preparado para el horno.
Kalathos ibérico ilicitano por cocer.