domingo, 28 de octubre de 2018

Algunas cerámicas andalusíes de Siyasa.




Algunas cerámicas andalusíes de Siyasa

Yeserías de Siyasa.

La visita al Museo de Siyasa, en Cieza, nos acerca a la vida cotidiana de los habitantes del yacimiento que hoy se conoce como despoblado islámico de Siyasa, un asentamiento urbano que tras su abandono no se volvió a ocupar, y que ha proporcionado interesantísimos materiales del ajuar doméstico, entre otros.

Vista del Monte del Castillo desde el Museo. Se aprecia la riqueza del suelo y el regadío.

El Museo, distribuido en tres plantas, es muy agradable de visitar y permite ver desde unos ventanales el yacimiento, en la orilla opuesta del río, al pie del Cerro del Castillo, y este a su vez al pie de otro más alto, la Atalaya. En las márgenes del Segura una rica y afamada huerta nos da idea de la bondad del lugar para la producción agrícola.

Maqueta del despoblado.

Junto a las colecciones de prehistoria, ibéricas y romanas, destaca la medieval islámica, y llama la atención la presencia de abundantes yeserías arquitectónicas de gran calidad integradas en la reconstrucción de dos casas del poblado, en el propio Museo.

Arco polilobulado.

Existió aquí en la Edad Media una población dispersa, tanto en la huerta como en los campos y montes próximos, pues la templanza del clima y la abundancia de agua hacen de este lugar un sitio óptimo para establecerse.

Grafitti a carboncillo de una pared del despoblado islámico. Un caballo enjaezado y un personaje masculino de levanta una copa ante él. Se atribuye a los repobladores cristianos, a la guarnición del castillo tras el abandono del poblado.

Según los historiadores, que recogen fuentes castellanas, los mudéjares que allí habitaban se sublevaron en 1264, a lo que siguió una represión de la Corona de Castilla que explicaría el despoblamiento, quedando sólo habitado el castillo por un reducido grupo de repobladores castellanos.

Olla de cocina. Cerámica de las llamadas de repoblación. 

Siguiendo los trabajos de Julio Navarro Palazón, sabemos que el caserío islámico, construido con yeso, piedra y tierra, se divide en dos núcleos, extendiéndose por la solana del monte el mayor de ellos.

Magnífica hebilla de cinturón cristiana.

Un gran acúmulo de materiales de deshecho al pie de un escarpe desde el que fueron arrojados durante el período de habitación del poblado ha proporcionado materiales muy variados y notables, destacando, entre toda clase de desperdicios, las cerámicas esgrafiadas y fragmentos estampillados de grandes tinajas, es decir, lo habitual en todos los despoblados islámicos resultado de la conquista cristiana de 1243 y la represión que los mudéjares sufrieron en 1266, tras sublevarse. Bajo ese primer estrato, apreció su excavador que disminuían los fragmentos esgrafiados y aumentaban las producciones en cuerda seca parcial.

Jarrita bícroma. Siyasa.

De ese basurero proceden también varios fragmentos de loza dorada, algunos con motivos esgrafiados. Junto al dorado amarillento verdoso, Julio Navarro distingue el dorado purpúreo sobre engalba, y destaca además los vidrios dorados, que igualmente presentan a veces esgrafiados.

Fragmentos de vidrio dorado.
Del vidrio dorado se nos dice que estos de Siyasa serían los únicos hallados en Occidente.Técnica del siglo VIII inventada en Egipto que se desarrolló en los tres siglos posteriores.

A los primeros trabajos de estudio siguieron los de excavación y consolidación. La cerámica hallada se ha clasificado según su función, siguiendo a Roselló Bordoy: jarras, tinajas, cantimploras y orzas para el almacenaje, transporte y conservación.

Fragmento de tinaja estampillada. Entre dos lacerías, nudo de Salomón, leyenda epigráfica.

 Al servicio de cocina se adscriben ollas, marmitas y cazuelas. Para la mesa, jarras, jarros, jarritas, jarritos, copas, redomas, ataifores, jofainas y cuencos. También han aparecido cangilones de noria, juguetes (un caballito), alcadafes de uso múltiple, como barreños, además de candiles para iluminación y contenedores de fuego como anafres u hornillos, pebeteros...Tapaderas, reposaderos, aguamaniles son formas complementarias del amplio ajuar.

Marmita con tapadera.

Marmita con cuatro asas de base plana.

Repertorio de fuego directo, de cocinar.

Cangilón o arcaduz.. Las norias debieron salpicar el paisaje para elevar el agua del Segura hasta los cultivos.

Candil de pie alto.

Candil de pellizco, melado.

Redoma para el aceite.

Jarra digitada.

Una jarra bícroma decorada con el sello de Salomón.

Otro fragmento bícromo y con aplicaciones, atípico.
Fragmento de jarra de técnica mixta: combina el pintado con el vidriado de cobre (verdugón)


Jarra pintada con manganeso.

La mayor parte del ajuar cerámico recuperado en Siyâsa data del segundo cuarto del siglo XIII y destaca su alta calidad técnica y decorativa.

Fragmento del cuello de una jarrita esgrafiada de gran calidad. 
Cerámica en cuerda seca total.

En vidrio se hicieron jarritas y redomas. El soplado en molde y la aplicación de hilos demuestran gran maestría, y hoy sabemos que la manufactura del vidrio en Murcia fue importante, produciéndose piezas finas para exportación.

Jarrita de vidrio soplado con aplicación de asas e hilo.

Pie de vaso de vidrio con nervaduras aplicadas.

El vidrio con relieves se obtiene soplando sobre un nódulo (interior) o molde (exterior).

Asas de jarritas de vidrio coloreado.
Son más de cinco mil los fragmentos de vidrio hallados, lo que atestigua su producción local.

Cuello de limeta o botella con hilo de vidrio aplicado.


Verde y manganeso califal.

Fragmentos de loza dorada.

Reposadero de tinaja decorado con epígrafe y calados.

Junto a la cerámica, el vidrio y los trabajos en yeso, están muy bien representados otros objetos de uso doméstico. En metales, sea hierro o bronce, hay herramientas y armas, espetones, barrenas, remaches y clavos, cuchillos, herrajes, badila, pinzas, fíbulas, ponderales... En metales nobles hay joyas, anillos con engarces, pendientes, hebillas de cinturón...

En este detalle de una pila de reposadero arquitectónica, destaca la decoración incisa y el uso de desgrasantes muy gruesos.

Abundan los trabajos en hueso: agujas, husos, placas decoradas, mangos de cuchillo, secciones de flautas....
El mundo religioso está representado por unos excepcionales amuletos en placas de yeso apotropaicas modeladas, talladas y pintadas con manganeso, además de amuletos diversos, como manos de Fátima, corazones y plaquitas epigráficas.

Placas amuleto.

Decoración sobre el yeso.

Otro talismán para el mal de ojo que colgaría de la pared de una vivienda.Sobre las excepcionales placas amuleto de yeso, nos informa la cartelería del Museo de que se colgaban en las paredes de las casas com amuletos protectores, contra el mal de ojo, figurando representada la Mano de Fátima. Los espejitos o vidrios incrustados tendrían esa misma función de repeler el maleficio.

Destaca una serie de fragmentos de tinajas magníficamente decoradas. Las tinajas estaban profusamente decoradas con incisos, estampillados y elementos aplicados, técnicas orientales que son asumidas y ampliamente usadas en Al Andalus.

Secuencia de gacelas en un fragmento estampillado.

 Los motivos son simbólicos, como la estrella de seis puntas o sello de Salomón, las llaves del Paraíso... o frisos de gacelas, aves con alas explayadas, y leyendas en caligrafía cúfica que repiten versículos coránicos alusivos al poder, la prosperidad o la felicidad como fórmulas propiciatorias. Llama la atención que técnicamente, la reserva de los dibujos y los rellenados con espirales son iguales a los usados en el esgrafiado del manganeso de las jarras, coetáneo.

El estampillado es característico de las tinajas almohades.

La decoración se realizaba con punzones de estampillar, de barro cocido.

Epigrafía cúfica en el estampillado de una tinaja.

En este fragmento aparece el vidriado sobre el estampillado.

La complejidad y maestría del diseño y decoración que supone el conjunto de tinaja, su reposadero vertedor, el reposadero arquitectónico de jarritas de ablución, nos hablan de una cultura que veneraba el agua como fuente indispensable de vida.

Elementos complementarios de la tinaja de agua. Dibujo del Museo de Siyasa.

Los fragmentos esgrafiados son excepcionales. Ya hemos dedicado entradas de este blog a la cerámica esgrafiada islámica y su técnica.

Jarra con pavón.

Cuello de una jarrita decorada con epigrafía cúfica  en reserva.

 Aquí nos detenemos en la altísima calidad de la jarra llamada de Los Pavones, así como los fragmentos con figuras humanas de otra pieza, una jarrita. 

Jarra esgrafiada llamada de Los Pavones, una obra maestra.

Estamos ante una obra maestra de la cerámica andalusí, de gran refinamiento estético y con un mensaje de relevancia espiritual. 

Mano de Fátima.



Arbol de la Vida invertido.

Dos aves afrontadas guardan el Arbol de la Vida que, copa abajo, levanta sus raíces al cielo. En el cuello, la Jamsa, o Mano de Fátima, con su simbología del número cinco. Leyenda pintada cursiva bajo el asa. El trabajo de esgrafiado es muy limpio, de gran perfección, una producción palaciega. 

Asa con inscripción.

Junto a la jarra de Villa Vieja, del Museo de Calasparra, y alguna de Lorca, las mejores producciones de cerámica esgrafiada técnicamente hablando.

Mgnífica pieza esgrafiada de Villa Vieja, en el Museo de la Encomienda de Calasparra.

Los fragmentos con personajes, muy poco comunes, nos remiten a una escena cortesana propia del repertorio fatimí de loza dorada.

Fragmento esgrafiado de Siyasa con escena cortesana.

 La influencia persa en evidente. A través de la poesía, de la miniatura sobre seda, del bordado, la escena cortesana del coloquio amoroso de una pareja, separada por un jarro o pebetero, y acompañados por un tañedor de laud, se repite desde Oriente hasta las pinturas del artesonado de la Capilla Palatina de Palermo, y también aquí, en tierras murcianas.

Otro tañedor de laud sobre fragmento esgrafiado.

Obsérvese el paralelismo con las pinturas del artesonado de la Capilla Palatina de Palermo.

Fácilmente nos evoca el ambiente palaciego y la exquisitez que refleja la flautista del palacio del Rey Lobo, una pintura al temple sobre estuco o adaraja perteneciente a una cúpula de mocárabes datada en las segundas taifas (1147-1172) del antiguo refectorio del monasterio de Santa Clara la Real de Murcia, el palacio de Ibn-Mardanish.

Adaraja de Las Claras, Murcia. Pintura sobre estuco.

La reconstrucción de dos casas dentro del propio Museo da una idea acertada del nivel de prosperidad de la población islámica de Siyasa.

Fragmento de un arco polilobulado. 

Piedra de molino.

Una visita más que recomendable a complementar con un paseo por el despoblado y las márgenes arboladas del Segura.